Dieciocho horas después de haber sido remitida con una herida profunda en su cabeza y sangrado abundante, la mujer de 28 años llamada N.R.G.C ( La Agencia de Periodismo Investigativo se abstiene de revelar su nombre completo) que fue golpeada por una turba de alrededor de 300 personas acusada de haber abandonado a un nasciturus en un contenedor de basura el pasado jueves 27 de octubre recibió una noticia, sería dada de alta.
El personal del área de ginecobstetricia del Hospital de Meissen ya había cumplido con su deber de preservar su salud y su vida. Fuentes médicas precisaron que a la mujer se le realizó un legrado, es decir una intervención quirúrgica en la que se raspan las paredes internas del útero con el propósito de limpiarlo. Este procedimiento se efectúa, entre otras causas, cuando ocurre un aborto espontáneo o provocado.
Según testimonios recopilados por esta Agencia de familiares que convivían con ella, estaba desesperada por su precaria situación económica. “Ella es mamá de dos hijos de 9 y 11 años, estaba muy angustiada por el futuro de un nuevo hijo, decía que se moriría de hambre, pues escasamente podía medio alimentar a los que tiene”.
Aseguran que le ganó el pánico y la ansiedad y por ello sigilosamente tomó la decisión de abortar. Incluso no tenía claro cuántas semanas de gestación tenía.
Para lograr su propósito de manera discreta y económica, consumió unas pastillas que le aconsejaron y horas después empezó a vivir un verdadero infierno.
El aborto provocado en casa o el parto prematuro del nasciturus o del bebé, aún no hay claridad técnico-científica; eso lo determinará la necropsia realizada por los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal y la prueba de docimasia pulmonar.
Lo cierto es que lo introdujo en una bolsa de basura. Luego le pidió a sus hijos de 8 y 11 años que sacarán la basura, “ellos jamás se enteraron del contenido”, indicó otro familiar a esta Agencia.
Poco tiempo después hacia las 3:30 pm, Elsa Rojas una recicladora encontró el cuerpo de la criatura en la basura y corrió con él y dos patrulleros de la Policía hasta el Hospital Vista Hermosa.
Se trataba de un N.N de 34 semanas de gestación, sexo masculino, de 49 centímetros de talla y un peso de 1.9 kilogramos que había ingresado sin signos vitales.
En condiciones de nutrición adecuadas, según la literatura médica, un feto de 34 semanas pesa alrededor de los 2.300 gramos.
Apenas se recuperaba la mujer, cuando la policía judicial llegó hasta el Hospital de Meissen a interrogar a la mujer y a exigir a los médicos la historia clínica sin tener una orden judicial.
El departamento jurídico de la institución se abstuvo de entregar el requerimiento a la Policía, pues este documento tiene reserva legal.
A pesar de carecer de la prueba técnica, se inició el proceso de judicialización de la mujer por homicidio agravado y mediando solo los testimonios de los recicladores y los videos obtenidos de las cámaras de seguridad.
Pruebas, consultados, que según expertos penalistas consultados no prueban el delito de homicidio. Con un componente adicional, la ley 599 de 2000, Código Penal establece en su artículo 103 el tipo penal de homicidio como la responsabilidad punitiva que recae de “él que matare a otro” y el artículo 103A determina las circunstancias de agravación. Una de las 11 previstas, es si la conducta recae en un niño de 14 años.
Y es ahí donde empieza el punto de quiebre de este caso, pues al no tener la prueba técnica de si nació vivo o no, no se puede terminar el tipo penal.
El Código Civil determina en su artículo 90 que la existencia legal de toda persona comienza al nacer, esto es al separarse completamente de su madre.
“La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar completamente separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un momento siquiera, se reputará no haber existido jamás”, señala específicamente la norma.
Precisamente, la ausencia de prueba de este punto, impidió que la fiscal asignada al caso pudiera realizar una audiencia de imputación de cargos. Con un detalle adicional y extraño; el hospital de Meissen dio de alta a la mujer en horas de la mañana, pero la policía la condujo hasta la estación de Ciudad Bolívar.
Según sus familiares, jamás le dijeron a la mujer que estaba en libertad. Familiares de otros retenidos en dicha estación, aseguran que el sábado 29 de octubre de octubre, dos abogados llegaron allá hacia las 2:00 pm. Acto seguido le exigieron al comandante liberar a la mujer y le entregaron la orden expedida por la autoridad competente.
La mujer entre sollozos agradeció la libertad y reiteró que la Policía jamás le informó que tenía derecho a esta desde el momento que le habían dado el alta médica. Al barrio no pudo regresar, pues aún persiste la amenaza de linchamiento contra ella y su familia.
Paradójicamente, la alcaldesa Claudia López a pesar de que aún no hay informe forense, en su cuenta de Twitter se fue lanza en ristre en contra de la mujer y de la Rama Judicial.
“Una mujer deja a un recién nacido, presuntamente su hijo, abandonado en una vía pública. La comunidad reacciona en defensa del bebé. @PoliciaBogota traslada a la mujer y al bebé al hospital. El bebé muere. Todo está grabado y probado. Y la justicia deja a la mujer libre! libre!”
Evidentemente no está todo probado y por ello la Fiscalía se abstuvo de imputarla pues ni si quiera hay claridad de qué tipo penal se imputaría si homicidio agravado, aborto o abandono. La investigación continúa.
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