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Video: Yoko chimpancé que salió de Colombia tras tres décadas de cautiverio ya está en santuario en Brasil

Está en buenas condiciones en São Paulo.

Yoko chimpancé
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mié, 26/03/2025 - 09:35 Créditos: Cuenta X @mindefensa / Yoko chimpancé

El último chimpancé que permanecía bajo custodia en Colombia fue trasladado el domingo 23 de marzo a un centro especializado en Brasil, en una operación que puso fin a la presencia de grandes simios en cautiverio en el país. El animal, llamado Yoko, salió desde el bioparque Ukumarí, ubicado en la ciudad de Pereira, y fue transportado por vía aérea hasta el santuario de Sorocaba, en el estado de São Paulo.

El procedimiento, que requirió más de dos años de preparación, fue coordinado por la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder), el bioparque Ukumarí y la organización internacional Proyecto Gran Simio.

Según informaron las entidades involucradas, el traslado duró más de 24 horas e incluyó una serie de medidas logísticas y sanitarias orientadas a garantizar la integridad del chimpancé durante todo el trayecto.

Julio César Gómez, director de la Carder, explicó que Yoko fue evaluado previamente y que se encontraba en condiciones estables de salud al momento del viaje, pese a su edad, que supera los 38 años.

En el santuario brasileño, compartirá hábitat con aproximadamente medio centenar de ejemplares de su misma especie, lo que, según los responsables del proceso, facilitará su integración social. Las autoridades brasileñas deberán presentar informes periódicos sobre su evolución física y comportamental.

Luis Domingo Gómez, representante en Colombia del Proyecto Gran Simio, indicó que con la salida de Yoko, Colombia se convierte en el primer país del mundo sin grandes simios en cautiverio, lo cual constituye un precedente sin antecedentes en materia de protección animal.

La reubicación también estuvo acompañada por una campaña educativa impulsada por el bioparque Ukumarí. Bajo el nombre “Yoko, en el corazón de los pereiranos”, la iniciativa busca generar conciencia ciudadana sobre la conservación de la fauna y la importancia del respeto por las especies silvestres.

Yoko llegó a Colombia de manera ilegal hace más de tres décadas. De acuerdo con reportes oficiales, fue capturado cuando era una cría y posteriormente ingresado al país en condiciones irregulares.

Durante un periodo, estuvo en poder de un narcotraficante, y más adelante fue llevado a un circo en Cúcuta. Allí fue hallado en estado crítico dentro de un contenedor, lo que motivó su incautación.

Luego de pasar por un centro de rehabilitación en Cali, el chimpancé fue trasladado en 2018 al bioparque Ukumarí, donde permaneció hasta su reciente salida.

En su estancia en el parque, fue sometido a tratamientos médicos por afecciones en la piel y la dentadura, resultado de años de domesticación forzada.

Durante su tiempo en cautiverio, Yoko fue condicionado para imitar conductas humanas, como comer con cubiertos, vestir prendas, montar bicicleta, ver televisión e incluso fumar, lo cual limitó su capacidad de interacción con otros miembros de su especie.

El caso del chimpancé adquirió notoriedad en julio de 2023, cuando dos de los animales con los que compartía espacio, Pancho y Chita, escaparon del recinto y fueron abatidos por miembros de la fuerza pública.

El episodio provocó cuestionamientos en la opinión pública y denuncias por parte de organizaciones defensoras de animales. Chita, con quien Yoko mantenía un vínculo estrecho, fue uno de los individuos fallecidos, situación que impactó negativamente en el comportamiento del primate.

El traslado de Yoko fue posible gracias a una gestión liderada por la senadora Andrea Padilla y el director de la Carder, con el respaldo de diversas entidades nacionales. En el operativo participaron la Fuerza Aeroespacial Colombiana, el Ministerio de Ambiente, la Secretaría de Ambiente de Bogotá, la DIAN, el ICA y la Policía de Aduanas. La embajada de Brasil en Colombia facilitó el componente diplomático del proceso.

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El recorrido del primate se realizó en dos etapas. En la primera, fue movilizado desde Pereira hasta Bogotá en una aeronave militar. Posteriormente, fue embarcado en un avión de carga con destino a Brasil.

El chimpancé fue transportado en un contenedor especializado, acompañado por su veterinario, quien también se desplazó al país sudamericano con el fin de asistirlo en su proceso de adaptación.

El costo del traslado fue estimado en 23.000 dólares, equivalentes a cerca de 96 millones de pesos colombianos, cubiertos por la Carder y la aerolínea Avianca.

El santuario que lo recibirá está ubicado en la ciudad de Sorocaba y es administrado por el Proyecto Gran Simio.

Esta institución alberga más de 250 animales, incluidos 42 chimpancés, además de aves, felinos y osos. La instalación, fundada en el año 2000, cuenta con una superficie de cinco hectáreas y 63 recintos, algunos de ellos de hasta 1.000 metros cuadrados. El diseño de los espacios busca reproducir condiciones similares a los hábitats naturales de los primates.

El financiamiento del centro proviene en su mayoría de aportes privados del empresario Pedro Ynterian, su fundador. El lugar opera con un equipo técnico compuesto por veterinarios y cuidadores, quienes se encargan del bienestar de los animales mediante actividades de enriquecimiento ambiental y monitoreo permanente.

La especie del chimpancé está clasificada como “en peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Su distribución geográfica se limita a zonas de África occidental y central. En Colombia, estos animales no forman parte de la fauna nativa, y su tenencia constituye una infracción a las normativas ambientales vigentes.

El caso de Yoko se inserta en un fenómeno más amplio relacionado con la apropiación ilegal de especies exóticas por parte de personas vinculadas a estructuras criminales.

Uno de los ejemplos más conocidos es el de los hipopótamos introducidos por Pablo Escobar, cuya presencia ha alterado el equilibrio ecológico en varios sectores del país.

La senadora Andrea Padilla afirmó que la salida de Yoko representa un paso significativo en la defensa de los animales silvestres.

Para la congresista, esta acción debe servir como fundamento para impulsar leyes que prohíban de forma definitiva el uso de especies no domesticadas en espectáculos y fortalezcan las políticas públicas sobre conservación y rehabilitación.

El incidente de julio de 2023 en el bioparque Ukumarí, cuando Pancho y Chita fueron abatidos tras escapar, generó una investigación a cargo de la Fiscalía Penal Militar y Policial.

Durante las diligencias, se señaló a José Leandro Hurtado, cuidador de los chimpancés, como responsable de haber dejado abiertos siete mecanismos de seguridad.

La fiscal del caso sugirió la posibilidad de un acto de sabotaje con fines políticos, aunque no se presentaron pruebas concluyentes.

La respuesta de las autoridades al escape fue criticada por sectores animalistas, quienes cuestionaron la decisión de sacrificar a los primates en lugar de aplicar métodos menos invasivos.

La gerente del bioparque, Sandra Correa, justificó la medida al indicar que los sedantes utilizados en estas situaciones pueden tardar hasta media hora en surtir efecto, lo que representaba un riesgo para la integridad de las personas cercanas.

El episodio provocó protestas en varias ciudades y motivó pronunciamientos de entidades internacionales como el Instituto Jane Goodall, que instó a replantear los protocolos de manejo de animales en cautiverio y a priorizar estrategias que minimicen el uso de la fuerza letal en escenarios de emergencia.

 

 

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