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Propuesta de Abelardo de la Espriella de encuesta para elegir candidato único de derecha desata debate político

Reacciones de diversos sectores y políticos sobre la iniciativa.

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Por Agencia Periodismo Investigativo | Dom, 16/11/2025 - 09:37 Créditos: Precandidato presidencial Abelardo de la Espriella

La carrera presidencial de 2026 sumó un nuevo elemento de presión para la oposición al gobierno de Gustavo Petro. El abogado y precandidato Abelardo de la Espriella planteó, en una entrevista con la revista Semana, la realización de una “gran encuesta” antes del 10 de diciembre de 2025 para elegir un candidato único entre las fuerzas de derecha, centroderecha y sectores no alineados con el petrismo.

La propuesta pretende anticiparse a la llamada “megaconsulta” de marzo de 2026 impulsada por el expresidente Álvaro Uribe y otros dirigentes, y busca que la definición del aspirante opositor se produzca este mismo año, mediante un mecanismo de medición de opinión contratado con encuestadoras privadas.

En la entrevista, De la Espriella explicó que su idea es convocar a “todos los que estén del lado de la democracia, la libertad y la institucionalidad” para que se sometan a un mismo ejercicio demoscópico en la primera semana de diciembre, con resultado conocido el 10 de ese mes.

El objetivo declarado es evitar una dispersión de candidaturas frente a un progresismo que ya tiene, tras la consulta del Pacto Histórico, una figura única: el senador Iván Cepeda, escogido en una votación interna de las fuerzas de izquierda el 26 de octubre de 2025.

De la Espriella ha insistido en que posponer la definición del aspirante opositor hasta marzo supone cederle meses de ventaja a Cepeda y al proyecto político que se presenta como continuidad del actual gobierno.

La propuesta se presenta explícitamente como alternativa a las consultas interpartidistas organizadas por la Registraduría.

De la Espriella argumenta que una encuesta contratada por los propios candidatos y colectividades opositoras permitiría reducir costos para el Estado, agilizar tiempos y enviar un mensaje de responsabilidad política frente a un electorado que percibe fragmentación.

En esa lógica, la medición serviría para determinar quién tiene mayor respaldo ciudadano en ese sector del espectro ideológico, con el compromiso de que los demás aspirantes se sumen al ganador de manera temprana.

El contexto en el que surge la iniciativa ayuda a entender su impacto. Mientras el Pacto Histórico ya tiene calendario electoral definido y un candidato elegido mediante consulta formal organizada por la Registraduría, la derecha y la centroderecha discuten varios mecanismos de selección.

El Centro Democrático, por ejemplo, adelanta un proceso interno de encuestas propias para escoger su carta presidencial y ha movido fechas ante la dificultad de lograr acuerdos entre sus precandidatos.

A la vez, coaliciones como La Fuerza de las Regiones utilizan encuestas para definir, el 1.º de diciembre, su propio candidato único regionalista.

En ese escenario, la propuesta de De la Espriella pretende superponer un ejercicio de alcance mayor que involucre a partidos tradicionales, movimientos ciudadanos y candidaturas por firmas bajo el criterio de oposición al petrismo.

Uno de los primeros en reaccionar fue el expresidente Álvaro Uribe Vélez, líder del Centro Democrático, quien viene promoviendo junto con el expresidente liberal César Gaviria la idea de una consulta antipetrista en marzo de 2026.

Uribe no se comprometió de manera directa con la fecha de diciembre planteada por De la Espriella, pero calificó la propuesta como “generosa” y como expresión de una preocupación de país, al tiempo que subrayó que debe mantenerse un “diálogo insistente” entre partidos y precandidatos que se reivindican defensores de la democracia y de la libertad frente a lo que él denomina “opción comunista”.

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Para el uribismo, la discusión ya no es solo sobre nombres, sino sobre el mecanismo que otorgue más legitimidad y cohesión a una eventual candidatura de unidad.

Desde el Partido Conservador, el presidente del Congreso y precandidato Efraín Cepeda manifestó un respaldo explícito a la idea de una gran encuesta de unidad.

El senador sostuvo que, en medio de un clima de crispación y tensiones internas en varias colectividades, resulta clave fortalecer las voces que llaman a la unión y explorar “caminos y fechas” para construir un candidato de unidad nacional antes de enfrentar a la izquierda en 2026.

Cepeda, sin embargo, también puso sobre la mesa la necesidad de respetar los procesos internos de cada partido, lo que plantea un reto práctico: cómo articular una medición conjunta sin desconocer reglas ya definidas por las colectividades para la selección de sus aspirantes.

En la misma línea de apoyo, la senadora María Fernanda Cabal, una de las precandidatas más visibles del Centro Democrático, señaló que definir un candidato único de la derecha no solo es conveniente sino “obligatorio” en el contexto actual, y respaldó públicamente la iniciativa de De la Espriella a través de sus redes sociales.

Para Cabal, la prioridad es construir una plataforma común capaz de derrotar al petrismo en primera vuelta, aun cuando el propio Centro Democrático ya adelanta su propia encuesta interna.

Ese doble carril –mecanismo partidista y posible encuesta amplia de oposición– refleja la tensión entre disciplina orgánica y búsqueda de una coalición más amplia.

Las reacciones no se limitaron al espectro estrictamente conservador. El senador liberal y precandidato Mauricio Gómez Amín afirmó que, desde el Partido Liberal, son bienvenidas las propuestas orientadas a “defender a Colombia” de quienes, a su juicio, la han llevado a una situación crítica, y se mostró dispuesto a considerar mecanismos que promuevan la unidad antagónica al gobierno.

Aunque no se pronunció sobre la fecha exacta ni sobre el diseño concreto de la encuesta, su mensaje abre la puerta a una eventual participación de sectores liberales en un acuerdo más amplio, siempre y cuando la dirección del partido respalde ese tipo de acercamientos.

Otros precandidatos de oposición han tomado distancia del cronograma propuesto por De la Espriella, aun cuando respaldan la idea de converger. Daniel Palacios, exministro del Interior y aspirante presidencial, sostuvo que los retos de la democracia se resuelven “con más democracia” y dijo estar de acuerdo con la necesidad de unidad, pero consideró que esta debe ser refrendada en las urnas por medio de consultas en marzo de 2026, no mediante una medición demoscópica en diciembre.

Palacios recordó que varios precandidatos ya avanzan en una agenda de acercamientos y planteó que la legitimidad más fuerte proviene del voto popular directo, no de encuestas, por más amplias que estas sean.

En el mismo sentido, otros dirigentes han defendido la consulta de marzo como mecanismo privilegiado. Desde algunos sectores cercanos al exministro Juan Carlos Pinzón, también mencionado en el entorno de la derecha como posible carta presidencial, se ha insistido en que la experiencia reciente de consultas interpartidistas demuestra su capacidad de movilización y su potencial para darle un mandato claro al candidato ganador.

Esa posición coincide con la tesis de que anticipar demasiado la definición en diciembre podría dejar por fuera a aspirantes o plataformas que aún están en fase de consolidación.

La iniciativa de De la Espriella ha recibido además respaldos simbólicos que muestran su efecto dentro del campo opositor.

Miguel Uribe Londoño, precandidato por el Centro Democrático, la saludó como un paso en la dirección de una unidad necesaria para enfrentar a la izquierda en 2026.

Analistas consultados han advertido, sin embargo, que la centroderecha y la derecha siguen muy fragmentadas y polarizadas frente a una izquierda que, pese a sus conflictos internos, ha logrado estructurar un esfuerzo de unidad temprana alrededor de Cepeda.

El debate sobre la encuesta de diciembre también pone sobre la mesa cuestiones técnicas y políticas. Entre las preguntas abiertas están quién contrataría la encuestadora, qué cobertura territorial tendría el ejercicio, cómo se garantizarían controles de calidad y transparencia y qué ocurriría si alguna campaña decide no reconocer los resultados.

De la Espriella ha insistido en que su propuesta supone que todos los participantes se comprometan de antemano a respetar el ganador y que él mismo está dispuesto a ir directo a primera vuelta si la idea no logra suficiente acogida entre sus pares.

Pero, por ahora, ningún documento formal recoge esos acuerdos y la discusión se mantiene en el terreno de los pronunciamientos públicos y los contactos informales entre equipos de campaña.

Al mismo tiempo, la propuesta de la encuesta se superpone con otros procesos de selección que ya están en marcha.

La Fuerza de las Regiones, coalición de varios exgobernadores, mantiene para el 1.º de diciembre su propia encuesta definitoria entre Aníbal Gaviria, Juan Guillermo Zuluaga y Juan Carlos Cárdenas, tras la salida de Héctor Olimpo Espinosa de la contienda.

El Centro Democrático, por su parte, ajustó recientemente el calendario para escoger a su candidato mediante sondeos internos, después de varias disputas sobre reglas de juego y fechas límite.

Integrar esos mecanismos a un eventual ejercicio de diciembre implica, de facto, renegociar compromisos ya asumidos dentro de cada organización.

En el plano de la opinión pública, la figura de De la Espriella ha ganado visibilidad en los últimos meses, no solo por sus pronunciamientos contra el gobierno Petro, sino también por su ubicación en plataformas de apuestas políticas como Polymarket, donde aparece como uno de los nombres mejor posicionados de cara a 2026, según un reporte recogido por medios internacionales.

Ese tipo de indicadores no equivale a encuestas científicas, pero alimenta la percepción de que el abogado se está consolidando como un actor central dentro del espacio opositor, lo que explica, en parte, que su propuesta haya generado una reacción inmediata de aliados, competidores y analistas.

De fondo, el pulso alrededor de la encuesta de diciembre resume la principal encrucijada de la oposición: mientras la izquierda llega a 2026 con un candidato ya definido, un relato de continuidad y una estructura de consulta cerrada, la derecha, la centroderecha y segmentos del centro liberal discuten no solo quién debe encabezar su proyecto, sino cómo y cuándo escogerlo.

La iniciativa de Abelardo de la Espriella introduce un atajo mediante encuestas privadas, apoyado por figuras como Uribe, Cabal y Efraín Cepeda, pero enfrentado a reservas de quienes siguen apostando por la consulta de marzo como herramienta más legítima de unificación.

Lo que ocurra en las próximas semanas con esta propuesta –si se formaliza, si se diluye o si termina reconfigurando los calendarios de los partidos– será una prueba temprana de la capacidad de la oposición para disciplinarse y competir de forma coordinada en las presidenciales de 2026.

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