Trump propone eliminar créditos fiscales a energías limpias en su nuevo plan tributario

En el marco del debate legislativo sobre una nueva iniciativa de reforma fiscal en Estados Unidos, el presidente Donald Trump planteó su intención de eliminar los créditos fiscales dirigidos al desarrollo de tecnologías energéticas limpias, en particular aquellos destinados a la generación eólica y solar. El mandatario argumentó que tales mecanismos incrementan el déficit fiscal, favorecen intereses extranjeros y deterioran el entorno natural del país.

La postura fue expresada a través de la red Truth Social, plataforma en la que el jefe de Estado calificó los incentivos como una “estafa” que, en su criterio, debería ser descartada en el marco del plan tributario que su administración impulsa actualmente ante el Congreso.

El proyecto, denominado Big, Beautiful Bill, contempla reducciones de impuestos de gran magnitud, las cuales se espera que sean aprobadas antes del 4 de julio, fecha en la que se conmemora la independencia nacional.

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En su publicación, Trump manifestó que los recursos destinados a créditos fiscales vinculados a la transición energética resultarían más útiles si se orientaran a otras áreas del gasto público, entre ellas, recortes tributarios directos.

Asimismo, señaló que los proyectos de energía renovable —como los parques eólicos— presentan costos elevados en comparación con otras fuentes energéticas y, según su criterio, afectan la estética del paisaje estadounidense.

Además de sus cuestionamientos sobre la eficiencia de estos desarrollos, Trump sostuvo que los subsidios a las energías limpias terminan beneficiando, indirectamente, a la República Popular China, país que domina la exportación de tecnologías e insumos clave para este sector.

En ese sentido, el presidente consideró que la política de subsidios energéticos en Estados Unidos debe ser reevaluada y vinculó estos créditos con una dependencia tecnológica no alineada con los intereses estratégicos del país.

El plan fiscal que alberga esta propuesta fue aprobado el mes pasado en la Cámara de Representantes, con una votación dividida. Su discusión se trasladó posteriormente al Senado, donde también se prevé una contienda política compleja, incluso dentro de las propias filas del Partido Republicano.

Algunos sectores de esta colectividad han expresado reservas sobre los efectos fiscales de la iniciativa, en especial debido a las proyecciones presupuestales que advierten sobre un aumento considerable de la deuda pública, superior a los 2 billones de dólares.

El rechazo al componente medioambiental de la propuesta también ha generado críticas entre congresistas del Partido Demócrata y sectores empresariales ligados a la industria de energías limpias, los cuales alertan sobre posibles consecuencias negativas para el empleo, la inversión tecnológica y las metas climáticas asumidas por Estados Unidos en foros multilaterales.

Hasta el momento, la Casa Blanca no ha precisado cómo se compensarían las posibles pérdidas fiscales que implicaría la eliminación de estos créditos, ni ha presentado un análisis técnico detallado que sustente las afirmaciones del presidente en relación con los costos comparativos de las fuentes energéticas o la supuesta influencia geopolítica atribuida a China.

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