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Restaurante chino es investigado por concursos y desperdicios de alimentos
El hecho saca a flote el debate sobre el uso de la comida china.
Un prominente establecimiento gastronómico de especialidades chinas se encuentra actualmente bajo el escrutinio de las autoridades locales después de haber propuesto a sus comensales un desafío que consistía en engullir una cifra sorprendentemente elevada de dumplings, esas famosas delicias orientales. Según el llamado "desafío del rey del estómago grande", quien lograra devorar más de un centenar de estos platillos no tendría que pagar el costo de su comida.
La ciudad de Yibin, ubicada en la provincia suroccidental de Sichuan, es el escenario de este polémico caso que ha capturado la atención de las autoridades y el público por igual. The Cover, medio de noticias afiliado al estado, ha sido una de las principales fuentes de información sobre el suceso, desvelando que la autoridad local se dirigió directamente al restaurante en cuestión tras conocer la naturaleza de este desafío.
El desafío culinario en sí implicaba que los participantes debían engullir 108 chaoshous, dumplings de wonton con un relleno picante, en el menor tiempo posible con el objetivo de obtener su comida de manera gratuita, además de otros premios que se prometían. Para propagar la noticia sobre este desafío, el establecimiento realizó una campaña en redes sociales con la intención de atraer más clientes.
Sin embargo, este intento de promoción no fue bien recibido por la Administración Estatal de Regulación del Mercado, quien ha declarado que se iniciará una investigación formal para determinar si el restaurante ha violado la ley vigente sobre el desperdicio de alimentos.
Es relevante mencionar que aunque los concursos de ingesta de alimentos son una práctica habitual en occidente, llegando a otorgar reconocimiento a sus ganadores, en China esta práctica puede generar controversia.
En la memoria colectiva del pueblo chino aún residen los ecos de las hambrunas que azotaron el país durante los años 50 y 60, un periodo de tiempo durante el cual perdieron la vida aproximadamente 45 millones de personas.
The Cover también ha informado que este restaurante, cuyo nombre no se ha dado a conocer, es tan solo uno de los múltiples que se encuentran bajo investigación por la implementación de concursos similares.
El líder chino, Xi Jinping, ha expresado en el pasado su desaprobación hacia el desperdicio de alimentos, describiéndolo como "penoso" y ha declarado que los suministros agrícolas son esenciales para la seguridad nacional.
En el año 2021 se promulgó una ley en China contra el desperdicio de alimentos, en respuesta a las críticas hacia los blogueros que realizaban transmisiones en vivo de atracones de comida con el fin de captar espectadores.
Esta ley permite multar a los propietarios de restaurantes con hasta 10.000 yuanes (equivalentes a 1.400 dólares estadounidenses) si incitan o engañan a sus clientes para que hagan pedidos excesivos, resultando en un desperdicio de alimentos notable.
En la misma línea, los medios de comunicación, así como los proveedores de contenido en línea, pueden recibir multas de hasta 10 veces esa cantidad si se les encuentra involucrados en la promoción de programas o mensajes sobre ingesta excesiva de alimentos y bebidas. Según Cover, el restaurante en Yibin "induce a los clientes a hacer pedidos excesivos y promueve comportamientos de atracones de comida y bebida".
No obstante, algunas voces en internet se han levantado para criticar la actuación de las autoridades en este caso, considerando que se han extralimitado en su función.
Algunos usuarios en Weibo, la versión china de Twitter, han expresado su descontento con la situación. Uno de ellos escribió: "¿Se considera esto un desperdicio? ¿Por qué no dejar que la gente compita por ser el que más come? ¿La comida que no se consuma irá a parar a los pobres?".
Otro usuario se refirió al historial de seguridad alimentaria del país, marcado por diversos escándalos que van desde la leche en polvo para bebés contaminada hasta el uso de "aceite de alcantarilla", un aceite reciclado contaminado con residuos de alimentos o incluso aguas residuales.
Este panorama complejo plantea interrogantes sobre la necesidad de enfocar los esfuerzos reguladores en el adecuado manejo de la seguridad alimentaria, en lugar de los excesos en la mesa.
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