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Charlie Zaa rechaza señalamientos de testaferrato en investigación de la Fiscalía
El cantante negó vínculos con el paramilitarismo y explicó su difícil experiencia con un arrendatario.

La Fiscalía General de la Nación adelanta un proceso de extinción de dominio sobre cinco inmuebles asociados al cantante colombiano Carlos Alberto Sánchez, conocido artísticamente como Charlie Zaa.
Los bienes, entre ellos la discoteca Solaris en Ibagué y el centro comercial Oasis en Girardot, han sido objeto de medidas preventivas bajo la sospecha de que habrían sido adquiridos con recursos provenientes del Bloque Tolima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización armada desmovilizada en el marco del proceso de Justicia y Paz.
En respuesta, el intérprete ha sostenido públicamente que el proceso se sustenta en versiones que, a su juicio, no tienen sustento probatorio ni correspondencia con los hechos.
El artista insiste en que las imputaciones carecen de rigor y se construyen sobre errores en las fechas, la ubicación de los inmuebles y declaraciones sin respaldo documental.
En Blu Radio, Zaa explicó que el inmueble señalado en Girardot fue construido y financiado con recursos provenientes de su actividad musical.
“Dicen que construí el Oasis en Ibagué con plata de paramilitares en 2007, pero yo lo hice en Girardot en 2003. Es un error grave”, indicó. Asegura que solo uno de los bienes señalados —el mencionado centro comercial en Girardot— le pertenece legalmente, mientras que los otros no hacen parte de su patrimonio.
De acuerdo con su versión, la propiedad fue adquirida a través de una negociación con un empresario local identificado como Hugo Lucena, por un valor cercano a los 130 millones de pesos.
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La compraventa fue soportada con documentos como la promesa de venta, el certificado de libertad y tradición, y la licencia de construcción expedida por la administración municipal de Girardot, documentos que ya fueron puestos a disposición de las autoridades competentes.
Zaa también aseguró que los recursos utilizados para financiar el proyecto provienen exclusivamente de su trayectoria profesional. Entre 1996 y 2003, período en el que alcanzó notoriedad internacional en el género del bolero, recibió más de 3.200 millones de pesos por ventas de discos, según sus registros contables.
A estos ingresos se suman pagos por presentaciones en vivo y derechos de autor. “Yo he vivido del trabajo. He sido nominado a un Grammy y a un Billboard. No necesito dinero de ninguna organización armada”, enfatizó.
Uno de los elementos centrales del proceso judicial es la supuesta relación entre Zaa y Diego José Martínez Goyeneche, conocido como alias Daniel, excomandante del Bloque Tolima de las AUC.
Según los fiscales del caso, el artista habría actuado como supuesto testaferro del exjefe paramilitar. Esta hipótesis se sustenta en declaraciones ofrecidas por antiguos integrantes de la estructura armada que, al acogerse a los beneficios judiciales, señalaron al cantante como presunto encubridor de propiedades adquiridas con dineros provenientes de actividades ilegales.
Charlie Zaa negó de manera categórica haber tenido relación alguna con Daniel o con cualquier otro miembro de organizaciones armadas ilegales.
“Jamás he tenido contacto con ese señor. Nunca he cantado para grupos al margen de la ley. Si eso hubiera ocurrido, existirían videos, fotos, contratos o algún rastro. No hay nada que me vincule con ellos”, señaló.
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De igual forma, rechazó que algún integrante de su familia haya fungido como intermediario con el señalado jefe paramilitar.
En la entrevista también hizo referencia a un individuo identificado como Harry Wisman Malo, quien habría tenido una relación contractual con él en 2003, en calidad de arrendatario del tercer piso del centro comercial Oasis.
Según Zaa, este arrendatario dejó de cumplir con sus obligaciones contractuales, incurrió en comportamientos intimidatorios hacia su familia y terminó envuelto en un proceso judicial para su desalojo.
Agregó que, posteriormente, Wisman Malo construyó una discoteca similar en el municipio de Melgar, usando el diseño original del inmueble de Girardot.
“El arquitecto fue el mismo. Yo fui quien alertó a la Fiscalía sobre lo que estaba ocurriendo. No trabajaba para mí, me debía dinero y tuvimos que demandarlo. Sin embargo, me siguen vinculando con él”, aseguró.
Aunque no ofreció pruebas de una supuesta relación de Wisman Malo con estructuras ilegales, el cantante manifestó sus sospechas sobre el origen de los recursos con los cuales este empresario habría construido el nuevo establecimiento. “No lo puedo afirmar, pero no tenía cómo pagarme el arriendo y terminó con una discoteca nueva. ¿De dónde salió ese dinero?”, se preguntó.
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