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Ana Corina Sosa conmueve en Oslo: así fue el histórico discurso del Nobel de Paz para María Corina Machado

Pronunció unas palabras que convirtieron la lucha de Venezuela por la democracia en un relato global sobre libertad, represión y esperanza.

Ana Corina Machado, hija de Maria Corina Machado
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mié, 10/12/2025 - 09:54 Créditos: Ana Corina Machado, hija de Maria Corina Machado. Crédito: tomado de la ceremonia de entrega.

La tarde de este miércoles , el silencio del salón principal del Ayuntamiento de Oslo solo se rompió cuando la joven venezolana Ana Corina Sosa se puso en pie, caminó hacia el atril y tomó entre las manos la carpeta con el discurso del Premio Nobel de Paz 2025.

Frente a ella, los reyes Harald y Sonia de Noruega, los miembros del Comité Noruego del Nobel y mandatarios de América Latina seguían cada gesto; detrás, una audiencia en la que se mezclaban diplomáticos, defensores de derechos humanos y centenares de venezolanos que habían viajado o emigrado para ver ese momento.

Sobre el escenario, en lugar de la galardonada, un gran retrato de María Corina Machado recordaba su ausencia forzada: la líder opositora continúa en la clandestinidad, sometida a restricciones de movimiento, amenazas y vigilancia del régimen de Nicolás Maduro.

La propia organización del Nobel y varias agencias internacionales recordaron en los días previos que Machado no podía salir de Venezuela por motivos de seguridad y que su paradero exacto se mantenía en reserva, pese a que había prometido llegar a Oslo.

Una hija en el lugar de la laureada

La ceremonia oficial confirmó lo que ya se había anunciado: sería Ana Corina Sosa quien recibiría la medalla y el diploma en representación de su madre.

Cuando el presidente del Comité Noruego del Nobel pronunció el nombre de María Corina Machado, la sala se puso en pie y los aplausos se prolongaron varios segundos.

Fue entonces cuando la hija de la opositora caminó hacia el centro del escenario, recibió el galardón y, con la voz visiblemente emocionada, tomó la palabra en nombre de quien no podía estar allí.

Sosa leyó la conferencia Nobel redactada por Machado, un texto que recorre la historia reciente de Venezuela: desde la época de bonanza petrolera y democracia estable hasta el desmontaje institucional, la consolidación de un sistema autoritario y la emigración masiva de millones de ciudadanos.

Detalle del Nobel de Paz otorgado a Maria Corina Machado. Captura de video

 

El relato recuerda cómo el país pasó de recibir a refugiados de guerras y dictaduras de otros lugares del mundo a convertirse en una sociedad fracturada, empobrecida y forzada al exilio.

Pero antes de entrar de lleno en ese guion, Ana Corina hizo algo que no figuraba en ningún documento oficial: habló directamente de su madre.

Agradeció al Comité Noruego por reconocer “la lucha de un pueblo entero por verdad, libertad, democracia y paz” y aseguró que Machado, tras 16 meses en la clandestinidad, cumpliría su promesa de llegar a Oslo. “Mi madre nunca rompe una promesa; en unas horas podremos abrazarla aquí”, dijo, arrancando una de las ovaciones más largas de la ceremonia.

Del auge democrático al colapso de un país

El cuerpo del discurso, firmado por Machado y leído por Sosa, comienza con una evocación de la Venezuela que durante décadas fue considerada una de las democracias más estables de América Latina.

La oradora recuerda cómo el país se convirtió en destino de migrantes y refugiados de Europa, del Cono Sur y del Caribe, y cómo esa diversidad contribuyó a construir una cultura política basada en la alternancia y en ciertas garantías de libertad.

A partir de ahí, el relato gira hacia la fragilidad de esa misma democracia. Machado describe cómo la concentración de la renta petrolera en manos del Estado generó incentivos perversos: privilegios, clientelismo y corrupción, hasta el punto de preparar el terreno para la llegada al poder de un líder carismático que ya había encabezado un golpe de Estado contra el orden constitucional.

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En la versión que Sosa leyó en Oslo, se detalla cómo, desde 1999, el sistema fue desmontado paso a paso: violaciones sistemáticas de la Constitución, cooptación del poder judicial, censura a la prensa, manipulación electoral y militarización de la vida pública.

Con esa secuencia, la conferencia conecta el colapso democrático con el derrumbe económico y social. Ana Corina enumeró el desplome del PIB, la expansión de la pobreza a niveles superiores al 80 % y la salida forzosa de cerca de nueve millones de venezolanos, cifras que Machado presenta no como estadísticas abstractas, sino como “heridas abiertas” en la memoria colectiva del país.

“Elegimos confiar en la gente”: primarias, elección y fraude

Uno de los tramos centrales del discurso se concentra en el proceso político que llevó a Machado a encabezar la oposición y a convertirse, finalmente, en destinataria del Nobel de Paz.

Ana Corina relató cómo, en medio de la frustración acumulada por diálogos fallidos, protestas reprimidas y elecciones sin garantías, la oposición decidió apostar por unas primarias internas convocadas y organizadas por la propia ciudadanía.

Ceremonia de entrega del Nobel de Paz a Maria Corina Machado. Captura de video

 

El texto describe las giras por carretera y caminos de tierra en un país con escasez de gasolina, apagones frecuentes y comunicaciones precarias, y cómo, ante la ausencia de acceso a medios de comunicación tradicionales, el “boca a boca” se transformó en la principal herramienta de campaña.

En la conferencia se presentan relatos concretos: la maestra que enfrenta a una operadora del chavismo que solo accede al acto por petición de su hijo emigrado, o el caserío controlado por grupos armados donde los vecinos arriesgan represalias al colgar nuevamente la bandera nacional para recibir a la dirigente opositora.

Desde el atril de Oslo, Ana Corina Sosa hiló esos episodios hasta llegar a la primaria del 22 de octubre de 2023, que Machado define como el día en que “Venezuela despertó”: filas de votantes dentro y fuera del país, papeletas agotadas y la construcción de una red logística de cientos de miles de voluntarios encargados de defender los resultados.

Cuando el régimen inhabilitó a Machado como candidata presidencial, el relato continúa con la designación de Edmundo González Urrutia como abanderado de la oposición. Sosa explicó cómo, pese al intento oficial de minimizar su figura, se consolidó una alianza plural de partidos, sindicatos, estudiantes y organizaciones sociales que apostó por convertir la elección en un plebiscito frente al autoritarismo.

La conferencia detalla el dispositivo ciudadano para monitorear los comicios del 28 de julio de 2024: cientos de miles de testigos, sistemas digitales para registrar actas, antenas de comunicación desplegadas de forma clandestina y centros de cómputo improvisados incluso en camiones de frutas.

Según el discurso, la oposición logró centralizar y publicar rápidamente las actas que mostraban la victoria de González con una ventaja clara, al tiempo que denunciaba la respuesta represiva del Gobierno: detenciones masivas, desapariciones, torturas y persecución a quienes participaron en la defensa del voto.

La denuncia de crímenes y la promesa de una transición

En el tramo más duro del texto, Ana Corina Sosa dio lectura a la parte en la que Machado enlista los abusos documentados por organismos internacionales: secuestros, torturas, violencia sexual contra mujeres y adolescentes detenidas, así como el uso del miedo como herramienta para imponer la versión oficial de los hechos.

La conferencia vincula estas prácticas con lo que califica como “terrorismo de Estado”, en línea con informes de Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos sobre Venezuela.

Sin embargo, el discurso no se detiene en la denuncia. A continuación, Sosa habló de la etapa más reciente: los meses de clandestinidad en los que Machado, según su propio relato, ha seguido coordinando redes de presión cívica y desobediencia pacífica, con el objetivo de preparar una transición ordenada a la democracia.

En la conferencia Nobel se insiste en que el proceso venezolano debe ser entendido no solo como una lucha política, sino también como una batalla ética —por la verdad— y espiritual —por el bien común—.

Democracia, paz y amor: el núcleo del mensaje

Hacia el final, la conferencia que Ana Corina Sosa leyó en Oslo articula la tesis central que llamó la atención del Comité Noruego del Nobel: la idea de que la democracia es condición indispensable para la paz y de que la libertad no es un estado dado, sino una elección que debe renovarse cada día.

La lección que, según Machado, Venezuela ofrece al mundo es que ningún país está vacunado contra la erosión de sus instituciones y que, cuando eso ocurre, la ciudadanía debe estar dispuesta a “luchar por la libertad” de forma sostenida y organizada.

En los últimos párrafos, la oradora traza un futuro posible para un país que “volverá a respirar”: la apertura de las cárceles para liberar a los presos políticos, el regreso de los exiliados, las familias reunidas en la frontera colombo-venezolana y la recuperación de gestos cotidianos —abrazos, discusiones políticas sin miedo, calles llenas de risas— como símbolos de una normalidad democrática reconstruida.

El discurso resume esa visión con una idea que se repitió en titulares de medios internacionales: la paz, sostiene Machado, es en última instancia un acto de amor, y ese amor es el que mantiene viva la movilización venezolana pese a los costos personales y familiares que ha implicado.

El eco internacional y la presencia latinoamericana

La intervención de Ana Corina Sosa no se produjo en un vacío político. Antes, el presidente del Comité Noruego del Nobel había usado su propio discurso para pedir al gobierno de Nicolás Maduro que acepte los resultados electorales y deje el poder, al tiempo que condenaba la represión y la criminalización de la disidencia en Venezuela.

En el público se encontraban, entre otros, los presidentes de Argentina, Javier Milei; de Ecuador, Daniel Noboa; de Paraguay, Santiago Peña, y de Panamá, José Raúl Mulino, quienes viajaron a Oslo para expresar respaldo a Machado y a la oposición venezolana.

La ceremonia también incluyó presentaciones artísticas, entre ellas la participación de la pianista venezolana Gabriela Montero, que añadió un componente simbólico sobre la diáspora que lleva la causa del país a distintos escenarios del mundo.

A la salida, todos coincidieron en que el momento más emotivo no fue solo la entrega del Nobel, sino la imagen de una hija joven sosteniendo la medalla de su madre ausente y leyendo, frase por frase, el resumen de una lucha de casi tres décadas contra una dictadura.

Para muchos de los venezolanos presentes, el discurso de Ana Corina Sosa convirtió el premio en algo más que un reconocimiento individual: lo transformó en un acto colectivo que inscribe la travesía del país en la memoria de la comunidad internacional.

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