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Varias localidades de Bogotá vivieron una noche de violencia y vandalismo
La capital colombiana amanece en caos tras jornada de paro nacional con disturbios, bloqueos y enfrentamientos.

La capital del país vivió una noche de tensión, caos y desorden tras la jornada de paro nacional convocada por el Gobierno en respuesta al rechazo del Senado a la propuesta de consulta popular sobre la reforma laboral. Desde la noche del 28 de mayo y hasta primeras horas del día siguiente, localidades como Suba, Usme, Bosa y Kennedy fueron escenario de disturbios, bloqueos y enfrentamientos entre manifestantes y la fuerza pública.
Las primeras alteraciones comenzaron cerca de las 9:00 p. m. en intersecciones como la Avenida Ciudad de Cali con Avenida Suba, donde grupos de jóvenes encapuchados bloquearon el paso vehicular. La situación se agravó cuando algunos de ellos empezaron a derribar semáforos y dañar señales de tránsito, generando caos en la movilidad nocturna.
En el sector de Chicalá, manifestantes incendiaron llantas y levantaron barricadas con piedras para obstaculizar el paso hacia Bosa y Kennedy. En Usme, la intervención de miembros de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (Undmo) intentó dispersar a los protestantes, luego de un fallido intento de diálogo por parte de la Alcaldía.
Los enfrentamientos se trasladaron más tarde al barrio Santa Librada, donde continuaron hasta la madrugada. Muchos ciudadanos se vieron obligados a caminar largos trayectos para regresar a sus hogares, debido al colapso en el transporte público y los cierres viales.
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En medio del caos, una historia se robó la atención. Doña Janet, una vendedora de empanadas del sector, se enfrentó a los encapuchados cuando estos intentaban destruir parte de su entorno. “No podía permitir eso… una cosa es protestar y otra vandalizar, que afecta a todo el comercio”, expresó al ‘Ojo de la Noche’ de Blu Radio. Su gesto motivó a otros comerciantes a mantenerse en las calles para proteger sus negocios y evitar más bloqueos.
La raíz del paro
La movilización fue impulsada como respuesta al archivo en el Congreso de la iniciativa del presidente Gustavo Petro para convocar una consulta popular sobre la reforma laboral. El mandatario denunció un supuesto “fraude” en el proceso legislativo e instó a sindicatos, campesinos y ciudadanos a salir a las calles a defender la “justicia social”.
“Hoy estamos aquí porque la cumbre social, política y popular determinó que haríamos un paro de 48 horas”, afirmó un líder sindical de la CGT, denunciando que a los trabajadores se les sigue negando la posibilidad de acceder a mejores condiciones laborales, a pesar de que Colombia es miembro de la OCDE.
Aunque el detonante fue el hundimiento de la consulta, muchos asistentes manifestaron que el trasfondo de la protesta es la necesidad de participación ciudadana en decisiones clave del país, y de avanzar en reformas estructurales que, según ellos, siguen siendo aplazadas.
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