The Wall Street Journal fustiga a gobierno Petro tras atentado a Miguel Uribe

El intento de homicidio contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el pasado 7 de junio en el occidente de Bogotá, dio lugar a un editorial del diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ), publicado este miércoles, en el que se analiza el hecho no solo como un ataque individual, sino como un evento con profundas implicaciones para la estabilidad institucional del país.

El texto, firmado por el consejo editorial del influyente medio, plantea que lo sucedido representa un síntoma del creciente deterioro en el que, a juicio de la publicación, ha caído Colombia en materia de seguridad y gobernabilidad.

El editorial lleva por título Colombia’s descent back into violence (“El regreso de Colombia a la violencia”) y realiza un repaso detallado de los hechos que rodearon el ataque armado perpetrado por un menor de 15 años contra Uribe Turbay, mientras este participaba en una actividad política en el barrio Modelia.

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Según el análisis del medio, el atentado debe leerse como algo más que un acto criminal aislado, pues señala que se trata de una manifestación de la pérdida de garantías democráticas, y advierte que la actual situación del país evidencia una “frágil democracia” expuesta a amenazas internas que estarían creciendo sin control.

El editorial resalta que los avances alcanzados por Colombia en años anteriores, en términos de lucha contra grupos armados ilegales y fortalecimiento institucional, están en riesgo debido a una combinación de decisiones políticas y omisiones gubernamentales que habrían debilitado la presencia del Estado en amplios territorios.

En este contexto, el WSJ afirma que “el intento de asesinato del fin de semana demuestra la fragilidad de estos logros sin la voluntad política para protegerlos”, en clara alusión a la gestión de la actual administración nacional.

A lo largo del texto, se establece una relación directa entre la llegada del presidente Gustavo Petro al poder y el recrudecimiento de la violencia en distintas regiones del país.

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Se argumenta que desde 2022, año en que comenzó el actual gobierno, se ha registrado un aumento significativo tanto en la producción de cultivos ilícitos como en la actividad de organizaciones armadas ilegales.

El diario subraya que zonas enteras del territorio colombiano están nuevamente bajo control de estos grupos, situación que ha generado condiciones de inseguridad especialmente críticas para las poblaciones rurales, comparables —según el medio— con las vividas durante la década de los noventa.

El consejo editorial también se detiene en evaluar la figura del presidente Petro y su papel frente al contexto de creciente polarización.

El texto plantea dudas sobre su capacidad de liderazgo para manejar la crisis y sostiene que el pasado del mandatario como miembro del movimiento insurgente M-19, así como su retórica frecuente contra sectores opositores de derecha, han contribuido a profundizar la división política y el ambiente de confrontación ideológica en el país.

En contraste con esta evaluación crítica, el editorial recurre a una mirada retrospectiva sobre la administración del expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Se destaca que, durante su periodo de gobierno, la política de “Seguridad Democrática” habría logrado debilitar significativamente a los actores armados ilegales, lo cual permitió —según el WSJ— que candidatos pudieran hacer campaña sin temor y que Colombia se aproximara a una etapa de mayor estabilidad.

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En ese sentido, se presenta la gestión de Uribe como un punto de inflexión positivo en la historia reciente del país.

Sin embargo, la publicación no extiende el mismo juicio al gobierno de Juan Manuel Santos ni al proceso de paz que lideró con las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

El editorial describe el Acuerdo de Paz como un acto de concesión excesiva hacia la dirigencia de esa guerrilla, a la que, según el texto, se le ofreció amnistía y beneficios sin garantizar un desmonte efectivo de sus estructuras.

Asimismo, cuestiona el hecho de que las negociaciones se desarrollaran en La Habana, con respaldo de la administración del expresidente estadounidense Barack Obama, y afirma que el resultado de esos diálogos fue un reacomodamiento de las redes criminales, ahora bajo nuevas jefaturas.

En su conclusión, el editorial retoma la figura de Miguel Uribe Turbay, señalando que en Colombia se elevan plegarias por su recuperación, pero también por el destino de una nación que, a juicio del diario, parece estar regresando a escenarios de violencia política que muchos creían superados.

La publicación plantea que la situación de inseguridad actual no solo compromete la vida de actores políticos específicos, sino que representa una amenaza para el conjunto del sistema democrático colombiano.

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