María Corina Machado acusa a la guerrilla colombiana de operar redes ilegales en Venezuela

Durante una intervención en Oslo en las últimas horas, la dirigente opositora venezolana María Corina Machado, galardonada recientemente con el Premio Nobel de Paz, afirmó que Venezuela se ha transformado en un nodo estratégico para el crimen organizado transnacional.

En su declaración pública ante medios internacionales, Machado señaló que la permanencia del gobierno de Nicolás Maduro estaría directamente asociada a la financiación derivada de actividades ilícitas desarrolladas por redes criminales internacionales que operan dentro del territorio venezolano.

Machado planteó que el régimen no se sostiene por mecanismos institucionales tradicionales, sino por una estructura financiera paralela cimentada en el narcotráfico, el tráfico ilegal de petróleo, la comercialización de armas y la trata de personas.

Según su declaración, estos recursos no solo permiten mantener operativas las redes de control estatal, sino que refuerzan la capacidad de represión dirigida contra opositores políticos, líderes sociales, periodistas y ciudadanos disidentes.

La opositora indicó que estas dinámicas no se limitan a actores internos. Afirmó que hay participación de organizaciones extranjeras que, con el respaldo o la aquiescencia de las autoridades venezolanas, emplean el país como base para desarrollar operaciones ilegales que exceden las fronteras nacionales.

En ese sentido, mencionó la presencia activa de agentes de Rusia e Irán, así como de agrupaciones clasificadas como terroristas en otras latitudes, como Hezbollah y Hamás.

A su juicio, estos actores operan con libertad dentro de Venezuela y en coordinación directa con instancias del Estado venezolano.

Machado fue enfática al señalar que grupos armados irregulares provenientes de Colombia, a quienes identificó como parte de la guerrilla de ese país, tienen control territorial sobre extensas zonas en el interior de Venezuela.

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Estimó que estas estructuras criminales ejercen influencia sobre el 60 % de la población, no solo mediante actividades relacionadas con el narcotráfico, sino también a través de prácticas como la explotación sexual, la prostitución forzada y el tráfico de personas.

Desde su perspectiva, Venezuela ha dejado de ser un actor autónomo en términos de seguridad nacional para convertirse en un punto neurálgico de articulación de redes ilegales que operan a nivel continental.

En sus palabras, el país ha sido transformado en “el centro criminal de las Américas”, no como una figura retórica, sino como una afirmación basada en la existencia documentada de múltiples estructuras delictivas que utilizan el territorio venezolano como plataforma logística y de resguardo.

La dirigente exhortó a los gobiernos y organismos multilaterales a implementar medidas dirigidas específicamente a interrumpir los canales de financiación de estas redes.

Considera que sin los recursos que provienen de estas actividades ilícitas, el aparato represivo del Estado perdería capacidad operativa, debilitando así las bases del régimen.

Afirmó que, ante un escenario de reducción de esos flujos, el control estatal ejercido por Maduro se vería erosionado al punto de colapsar.

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