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Quiénes han ganado Yo Me Llamo en Colombia: todos los ganadores de las 10 temporadas y en qué están hoy
Todos los campeones desde 2011 hasta 2025 y su vida actual.

Desde su primera emisión en 2011, el programa "Yo me llamo" se ha consolidado como uno de los formatos de talento más populares en la televisión colombiana.
Año tras año, miles de imitadores han competido por el reconocimiento del público y por premios millonarios, buscando no solo parecerse vocalmente a íconos de la música, sino también apropiarse de su esencia.
A lo largo de diez temporadas, han sido varios los artistas que lograron conquistar al jurado y a la audiencia, convirtiéndose en ganadores del reality.
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Este es un recorrido por los perfiles de los campeones de cada edición, el año en que triunfaron y el rumbo que tomaron sus vidas tras el final del programa.
En la primera temporada, emitida en 2011, el título fue para Jorge Martínez, quien logró una destacada interpretación de Rafael Orozco, el recordado cantante vallenato del Binomio de Oro.
Originario de Cúcuta, Jorge sorprendió al país con su parecido físico y vocal con el artista fallecido en 1992. Tras alzarse con el premio de 500 millones de pesos, se alejó de la imitación para dedicarse a su carrera musical propia, con un estilo más moderno y alejado del vallenato tradicional. Hoy continúa activo como cantante, presentándose en eventos públicos y privados.
La segunda temporada, transmitida en 2012, fue ganada por Brian Álvarez, un joven que se presentó bajo el nombre artístico de "Manuel José", imitando al mexicano José José.
Su interpretación generó admiración por la potencia vocal, aunque también controversia por su insistencia en que era hijo biológico del artista.
Aunque esta afirmación fue desmentida con pruebas de ADN, su carrera como imitador creció. En 2015, representó nuevamente a Colombia en la versión latinoamericana del programa, ganando por segunda vez.
Desde entonces ha continuado como baladista, fusionando presentaciones como doble de José José con la promoción de su repertorio propio.
La tercera temporada, emitida en 2014, rompió el esquema al tener dos ganadores: Daniel Mora, quien imitó a Sandro de América, y Deibys Urrego, que representó a Vicente Fernández. Ambos compartieron el título tras una final muy reñida.
Mora, oriundo del Valle del Cauca, siguió en el mundo del espectáculo, ofreciendo shows como tributo a Sandro, aunque recientemente también emprendió un negocio personal de manualidades.
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Urrego, por su parte, continuó en escenarios regionales imitando al ídolo mexicano de la ranchera, manteniéndose vigente en circuitos locales.
En 2017, durante la quinta edición del concurso, el reconocimiento fue para David Alsina, quien sorprendió con su interpretación de Nicky Jam, uno de los referentes del reguetón.
Su juventud, apariencia física y fuerza escénica le dieron la victoria y un premio de 500 millones de pesos. Posterior al programa, ha seguido vinculado a la música urbana, actuando en conciertos como imitador, aunque ha buscado una identidad propia como artista del género.
La sexta temporada, emitida entre 2018 y 2019, tuvo como protagonista a Robinson Silva, quien llegó desde Cartagena imitando al ecuatoriano Julio Jaramillo.
Con una sólida formación vocal y un repertorio romántico que evocó con precisión al artista de boleros, logró cautivar al público con el 82,67 % de los votos en la final.
Desde su triunfo, ha continuado realizando tributos, enfocando su carrera en conciertos nostálgicos en varias regiones del país.
La séptima temporada, celebrada en 2020, tuvo como ganador a Albert Sánchez, intérprete del brasileño Roberto Carlos.
Su fidelidad al timbre y la interpretación escénica del artista internacional le valió el premio de 600 millones de pesos.
Además de seguir como cantante en conciertos tributo, Sánchez también se ha desempeñado como representante de otros artistas y productores de espectáculos. Su rol actual incluye la promoción de nuevos imitadores que emergen del mismo reality.
En la octava temporada, transmitida en 2022, el ganador fue Alejandro León, quien se apropió con maestría del estilo de Camilo Sesto.
Su participación fue una de las más comentadas en redes sociales, por la potencia vocal y por el parecido físico con el cantante español.
Luego de finalizar el concurso, León continuó con presentaciones temáticas y ha incursionado en la creación de canciones originales, explorando un camino artístico propio sin dejar del todo la imitación.
Durante 2023, la novena temporada presentó un fenómeno particular con Juan Parra, el imitador del mexicano Carín León.
Su interpretación del género regional mexicano captó rápidamente la atención del público.
Con un perfil más cercano a las nuevas generaciones de música popular, Parra aprovechó su triunfo para consolidar una agenda de conciertos en ferias y fiestas regionales, manteniendo una fuerte presencia en escenarios de municipios del país.
En la noche de este martes julio se conoció al más reciente ganador de la décima temporada: Víctor Manuel Serna, quien conmovió al país con su tributo a Vicente Fernández. Nacido en Pereira en 2002, creció en el municipio de Risaralda, en el departamento de Caldas.
Desde niño se sintió atraído por la música ranchera y comenzó a interpretar canciones de Vicente Fernández desde los cinco años. Participó en concursos locales como el de cantapisteros de Anserma, y en 2025 finalmente alcanzó el reconocimiento nacional.
Con su potente voz, un vestuario tradicional impecable y dominio escénico, Serna logró coronarse como el mejor imitador de la décima edición. Apenas concluyó el programa, anunció que continuará como artista con presentaciones en vivo, aunque también proyecta grabar música propia inspirada en el legado de la ranchera.
A lo largo de sus diez ediciones, "Yo me llamo" ha sido mucho más que un concurso de talentos. Para varios de sus ganadores, representó una puerta de entrada al mundo artístico o la consolidación de una carrera que ya venían construyendo desde sus regiones.
Aunque algunos decidieron mantenerse en la línea de la imitación, otros dieron el salto a una identidad propia. El reality ha servido también como plataforma de emprendimiento, visibilidad y transformación personal.
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