Presentadora Claudia Palacios expresa su preocupación por fin del noticiero CM&

Claudia Palacios, presentadora y periodista del noticiero CM&, publicó una columna de opinión en el diario El Tiempo, en la que reflexiona sobre el inminente cierre de este icónico informativo, el más antiguo y respetado de Colombia.

A través de sus palabras, Palacios expone no solo su tristeza personal y el impacto emocional que le provoca la desaparición de CM&, sino también el profundo significado que este cierre tiene para el país y para la industria de medios en general.

Palacios inicia su columna con una declaración de incredulidad y un sentimiento de injusticia. Para ella, la desaparición de CM& acalla las voces y puntos de vista de un grupo de profesionales comprometidos con la verdad y la calidad informativa, profesionales que han dedicado años de su vida a fortalecer un espacio que, en sus palabras, fue "el último sobreviviente de los noticieros que había antes de que iniciaran los canales privados".

En este contexto, la periodista recuerda la astucia empresarial y la tenacidad que fueron necesarias para mantener a flote este informativo a lo largo de los años, destacando especialmente el papel de Yamid Amat, a quien define como el periodista más importante de Colombia, un hombre cuyo liderazgo, olfato periodístico y pasión impulsaron el crecimiento y la credibilidad de CM&.

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La columna de Palacios es también un homenaje a Amat, a quien describe como una figura sin igual en el panorama periodístico del país. Con más de seis décadas en el oficio, Amat no solo creó formatos innovadores y descubrió talentos, sino que también guió a generaciones de periodistas.

Para Palacios, el cierre de CM& representa la desaparición del legado más tangible de Amat, algo que le provoca una sensación de injusticia. Expresa que la sociedad, aparentemente, no parece valorar o darle prioridad a la pérdida de un medio de comunicación, un hecho que, a su juicio, es alarmante.

La periodista también dedica un espacio en su columna para rendir homenaje a los colegas que han hecho de CM& su hogar profesional durante décadas.

Los describe como personas comprometidas que han aportado a la credibilidad de la marca CM&, una credibilidad que, según ella, ha pasado a formar parte de la identidad de estos periodistas, quienes llevan el nombre del noticiero como si fuera uno de sus propios apellidos.

Palacios comenta cómo, en los últimos meses, mientras el equipo continuaba con su labor, la proximidad del cierre se hacía cada vez más palpable en las miradas y los silencios compartidos, reflejando un dolor que va más allá de las palabras.

Finalmente, Claudia Palacios reflexiona sobre las implicaciones de la desaparición de CM& en un contexto mediático que cada vez está más fragmentado y saturado de información.

Expone que, aunque la multiplicación de plataformas y medios digitales ha permitido visibilizar realidades y voces antes ignoradas, también ha generado un problema significativo: la falta de rigor y la propagación de información falsa o manipulada, sin responsabilidad alguna por el impacto que estas prácticas tienen en la sociedad.

Ante esta realidad, Palacios defiende el papel de los medios convencionales como guardianes de la veracidad y el equilibrio, lamentando que la desaparición de CM& implique una pérdida para el público y para la sociedad, que se queda con menos opciones de información confiable.

Palacios concluye su columna con un mensaje de despedida, expresando que extrañarán tanto a su audiencia como el ejercicio del periodismo que han llevado a cabo con pasión.

En este sentido, lamenta la pérdida de un espacio que se dedicó a "contar la noticia" con compromiso y seriedad, reafirmando que el cierre de CM& no es solo el fin de un noticiero, sino una pérdida irreparable para el periodismo colombiano.

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