Publicidad

 
Publicidad

Iván Cepeda alista candidatura presidencial: su historia de vida y confrontación con el poder

La vida del senador Iván Cepeda ha estado marcada por el asesinato de su padre, el exilio y una trayectoria política construida desde la memoria y la defensa de los derechos humanos.

Iván Cepeda aspiración presidencial
Por Agencia Periodismo Investigativo | Vie, 22/08/2025 - 12:19 Créditos: Iván Cepeda aspiración presidencial. Tomada de X: @IvanCepedaCast

El 9 de agosto de 1994, Bogotá estaba cubierta por una llovizna gris. Iván Cepeda recibió la noticia que marcaría para siempre su vida: su padre, el senador Manuel Cepeda Vargas, había sido asesinado a plena luz del día en el sur de la ciudad.

El dirigente de la Unión Patriótica cayó bajo las balas de sicarios en un crimen que años después sería catalogado por la Corte Interamericana como responsabilidad del Estado colombiano. Iván, entonces de 31 años, entendió que no había marcha atrás: su existencia quedaba atada a la memoria, la justicia y la lucha política.

Mucho antes de ese día, la vida de Cepeda había estado signada por el exilio. Nació en Bogotá el 24 de octubre de 1962, pero su niñez transcurrió entre Praga y La Habana, ciudades donde sus padres buscaron refugio ante la persecución contra la izquierda colombiana.

En las aulas checas aprendió filosofía; en los círculos académicos cubanos entendió el peso del compromiso político. Creció leyendo a Marx y a los clásicos griegos, y pronto se convenció de que la política no era solo poder, sino también ética.

Su padre, Manuel Cepeda Vargas. Tomada de Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

 

Cuando volvió a Colombia en los años setenta, se encontró con una nación sumida en la violencia. La Unión Patriótica, partido que encarnaba la esperanza de un cambio democrático, fue exterminada de manera sistemática.

En medio de esa atmósfera de miedo, Cepeda decidió formarse en Filosofía en Bulgaria y más tarde profundizar en Derecho Internacional Humanitario en Francia.

Sus estudios le dieron una mirada distinta: comprendió que la defensa de los derechos humanos debía ser un camino de resistencia en un país donde el Estado y la guerra se confundían con frecuencia.

De hijo de víctima a defensor de víctimas

Tras el asesinato de su padre, Cepeda convirtió el duelo en acción política. Fundó la Fundación Manuel Cepeda Vargas y se convirtió en una de las voces más firmes del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE), creado en 2003.

Allí, en medio de madres que buscaban a sus hijos desaparecidos y campesinos que relataban masacres, forjó su identidad como defensor de los olvidados.


En 2008 lideró una de las marchas más significativas de la historia reciente: miles de personas se movilizaron en todo el país para recordar a las víctimas del paramilitarismo y de los crímenes de Estado. Esa jornada lo consolidó como referente moral, pero también lo convirtió en blanco de amenazas y estigmatización.

El salto al Congreso

En 2010, con el aval del Polo Democrático, llegó a la Cámara de Representantes. Su estilo era sobrio: intervenía poco, pero cada palabra cargaba el peso de la memoria.

Cuatro años después, dio el salto al Senado, donde se consolidó como copresidente de las comisiones de paz.

Desde allí fue puente en los diálogos con las FARC-EP en La Habana, en los acercamientos con el ELN y en conversaciones con estructuras armadas como el Clan del Golfo.

Cepeda defendía una idea sencilla pero polémica: la paz debía negociarse con todos los actores, por más incómodo que resultara para el poder.

El choque con Álvaro Uribe

El 17 de septiembre de 2014, el Senado vivió una de sus jornadas más tensas. Iván Cepeda subió al atril con un fajo de documentos y testimonios de exparamilitares.

Ivan Cepeda en marcha pro Palestina. Tomada de X: @IvanCepedaCast

 

Señaló al expresidente Álvaro Uribe de tener vínculos con grupos armados ilegales. La sala estalló en gritos. Desde ese día, Cepeda y Uribe quedaron enfrentados en un duelo político y judicial que se extendería por más de una década.

La Corte Suprema archivó la investigación contra Cepeda y, en un giro inesperado, abrió un proceso contra Uribe por soborno a testigos.

El expresidente lo acusó de ser su verdugo político; Cepeda insistió en que solo cumplía su deber. En 2025, cuando finalmente la justicia condenó a Uribe, Cepeda declaró con serenidad: “Esto no es una revancha, es un triunfo de la verdad sobre la impunidad”.

El político de la memoria

Fuera del Senado, Cepeda se convirtió en uno de los líderes de la plataforma Defendamos la Paz, que busca garantizar la implementación de los acuerdos firmados con las FARC.

Ha defendido la Jurisdicción Especial para la Paz y ha promovido leyes de protección a líderes sociales en un país donde aún los matan por reclamar tierra o dignidad.

Sus detractores lo acusan de parcialidad y de ser indulgente con la antigua insurgencia; sus seguidores lo ven como una voz ética que no claudica.

Un legado en construcción

Hoy, Iván Cepeda encarna a una generación marcada por la violencia, pero que se niega a dejar que la memoria se pierda. Su historia personal es también la de miles de familias víctimas de la guerra.

Iván Cepeda y Maria José Pizarro con autoridades indígenas del Cauca. Tomada de X: @@IvanCepedaCast

Desde el exilio en su niñez, pasando por el asesinato de su padre, hasta su rol en el Congreso y su enfrentamiento con uno de los expresidentes más poderosos del país, Cepeda ha hecho de su vida un testimonio político.

En cada intervención pública, su tono es sereno, casi académico, pero su mensaje carga con el peso de la tragedia familiar y colectiva.

En un país que aún discute entre guerra y paz, su figura simboliza la persistencia de quienes creen que la política no es la administración del poder, sino la posibilidad de sanar una herida histórica.

Otras noticias

 

 

Etiquetas