Desde hace dos semanas, en varias iglesias de Bogotá y Cundinamarca sacerdotes están dando instrucciones electorales a los feligreses. Se trata de directrices específicas en donde los prelados insisten en la necesidad de participar democráticamente en los comicios de una parte y por otra de citar a candidatos para que el domingo anterior a las elecciones del próximo 27 de octubre acudan a la misa dominical.
Al final de la homilía, auxiliares de los sacerdotes, están entregando volantes con las instrucciones de cómo concebir el sufragio a la luz de los postulados canónicos. De esta manera, y cómo es poco usual, la iglesia está insistiendo en la necesidad de dejar atrás la abstención en Colombia que en pasadas elecciones presidenciales de mayo de 2018 fue del 46.64%.
Se calcula que el voto católico en Colombia sigue representando un porcentaje significativo frente al censo electoral. Cifras oficiales de la Registraduría Nacional del Estado Civil dan cuenta que el total de personas habilitadas para sufragar es de 37.136.581 ciudadanos.
Según el Anuario Pontificio 2017 dado a conocer por El Vaticano, Colombia es uno de los 10 países con mayor número de católicos en el mundo. De hecho, un reporte de la Oficina Central de Estadísticas de la Iglesia, indica que Colombia está en el puesto número siete con mayor número de católicos en el mundo.
Así las cosas, el reporte numérico, da cuenta que Colombia tiene 45.3 millones de feligreses. Un listado que lo encabezan Brasil con 172.2 millones de feligreses, México con 110.9 millones, Filipinas 83.6 millones, Estados Unidos 72.3 millones, Italia 58 millones, Francia 48.3 y España 43.3, como los principales en población católica. Cifras que han generado controversia.
No obstante, registros oficiales y encuestas públicas indican que más del 90% de los habitantes del país se considera que profesa la religión católica.
Al referirse a asuntos electorales, el Papa Francisco ha expresado su postura en varias ocasiones. “Ahora bien, para un recto ejercicio de la libertad de votar es preciso ver la realidad, valorarla y actuar en consecuencia. Y esto implica saber discernir”, señaló en agosto.
En el entorno nacional, es de recordar que el pasado 26 de agosto de 2018, la iglesia católica también invitó a los feligreses a votar por la consulta anticorrupción. Para ese momento, un comunicado expedido por los arzobispos Ricardo Tobón Restrepo, Elkin Fernando Álvarez y Oscar Urbina Ortega, señaló, “el domingo 26 de agosto de 2018 el pueblo colombiano está invitado a acudir a las urnas para responder a la consulta en torno a algunas medidas contra la corrupción”.
Con otro antecedente y es que durante 105 años la religión oficial en Colombia fue la católica, hasta la Constitución de 1991, cuando se estableció como un derecho fundamental la libertad de cultos. Desde entonces el país es considerado un Estado Laico, es decir, que la religión está separada del Estado.
En este contexto, las instrucciones de los sacerdotes expresadas en las últimas misas dominicales, no dejó de sorprender a los asistentes a las ceremonias, que entre la aceptación y la extrañeza, tácitas escucharon atentamente la intervención de los sacerdotes.
Por ejemplo, uno de los sacerdotes, de un municipio, adscrito a la diócesis de Zipaquirá, señaló en la ceremonia dominical, “es importante hermanos que participen en las próximas elecciones con su voto. El próximo 20 de octubre están invitados los candidatos a la alcaldía y otras corporaciones públicas a asistir a la misa dominical, para que la comunidad los pueda conocer de otra forma. De igual manera, en la eucaristía, el prelado reiteró que la iglesia entregaría un volante con lo que representa el voto a la luz de las sagradas escrituras.
En concreto, el documento que se está entregando en las iglesias por delegación episcopal de varias pastorales sociales en diferentes diócesis del país se denomina “Mandamientos del Elector Católico”, que contiene 10 postulados específicos.
Según el documento, conocido por la Agencia de Periodismo Investigativo, API, allí se proponen criterios y fundamentos para un voto responsable, libre y consciente.
El primer postulado conmina a los feligreses bajo el principio de “saldré a votar por amor a mi patria”. Allí la iglesia explica a los católicos que se sentirán llamados a derrotar la indiferencia y el abstencionismo. De igual forma, argumentan que los católicos deben involucrarse en el proceso electoral, pues votar no es solo un derecho, sino un deber moral y social.
Así las cosas, los prelados consideran que votando se da un testimonio de fe. En este sentido, destaca el documento, que “apoyaré con mi voto a quienes defiendan la dignidad de la persona, la vida, la familia como célula vital de la sociedad, el derecho de los padres en la educación de los hijos, la libertad religiosa y las instituciones democráticas”.
En cuanto a la corrupción en campañas políticas, que por estos días es evidente en departamentos como Bolívar, Norte de Santander, La Guajira o Córdoba o ciudades como Sincelejo, Cartagena, y municipios como Ricaurte en Cundinamarca y Potosí en Nariño, que se han convertido en referentes de manejos oscuros, la iglesia católica tiene instrucciones específicas.
De esta forma, un tercer postulado señala que, “daré el primer paso para derrotar la corrupción”. Explican los prelados que no se debe apoyar a ningún candidato que ofrezca dinero, regalos o puestos para comprar votos; “quien lo hace me manifiesta su intención corrupta para gobernar”.
En igual sentido, el decálogo de instrucciones pide apoyar a campañas transparentes y que construyan la unidad. Por ello, los sacerdotes tienen la instrucción de adoctrinar a los católicos para no prestarse a peleas, insultos, fanatismos y mentiras e irrespetos que en su concepto provocan más división y violencia.
Desde el punto de vista de la selección de candidato, la iglesia está conminando a analizar con cuidado a quien se va a elegir. En este punto, la recomendación es a analizar hoja de vida, trayectoria política y propuestas de los postulantes. Al respecto, sugiere no dejarse llevar por propuestas populistas, simpatías, antipatías o por intereses particulares.
Frente a la situación del país y como un sexto postulado se advierte de la necesidad de aportar a la construcción de una Colombia mejor. En consecuencia, dice la Iglesia Católica, “elegiré a quienes piensen en las necesidades más urgentes del país, conozcan sus problemáticas y posibilidades y propongan soluciones de fondo orientadas al bien común”.
Otro fundamento que proponen los religiosos es que cada votante sea constructor de justicia y paz. Se afirma en el documento de “Mandamientos del Elector Católico”, que se se debe elegir a quienes les duela la realidad de los colombianos. Resalta el documento que se necesita ser gobernados por personas íntegras, capaces de vencer la corrupción y la violencia y estar preocupados por todos aquellos que son excluidos y marginados.
También se argumenta de la necesidad de dar un voto inteligente. En este sentido, se conmina a los católicos antes de sufragar plantearse una pregunta: ¿Qué efectos tendrían las decisiones políticas de la persona que yo elija, en mi propia vida, en mi hogar, en mi trabajo, en mi comunidad, en la sociedad?. Y señala, “ yo tengo una gran responsabilidad”.
Los dos mandamientos finales plantean sendos conceptos. El sentido del voto y la participación. En cuanto al primero, afirma la iglesia que si se necesita expresar la inconformidad o falta de información que se tiene frente a los candidatos y sus propuestas de gobierno, “votar en blanco es también una opción democrática”.
Con respecto al segundo, instruye a los católicos a promover con el voto a conciencia una cultura democrática de participación ciudadana.
El referido instructivo se seguirá distribuyendo en las cuatro semanas que quedan para las elecciones de finales de octubre en las diferentes iglesias del país. Constituyen una postura directa de la Iglesia Católica frente a unas comicios, que según organismos como la Misión de Observación Electoral, MOE e instituciones como la Procuraduría y la Contraloría, se vienen desarrollando en un entorno de corrupción, inseguridad y asesinatos de varios candidatos.
