El despunte de la década de los setenta dejó cerca de 1.500 muertos. Luego, entre 1985 y 1990, el conflicto ocasionó 3.000 asesinatos más. La guerra verde por el control de las minas de esmeralda que azotó al occidente de Boyacá quiere ser contada por algunos de sus protagonistas.
Omar Josué Rincón desde su celda en el Centro de Detención Federal en Miami, Florida acaba de enviarle una carta a la juez 45 Penal del Circuito de Bogotá pidiéndole que envíe su expediente a la Jurisdicción Especial para La Paz, JEP. Sus hermanos, Pedro Nel conocido como 'Pedro Orejas' y Gilberto Rincón Castillo también quieren llegar a este tribunal. De hecho, sus abogados vienen haciendo gestiones desde hace varios meses para agilizar su ingreso a esa circunscripción.
Sin embargo, el clan Rincón Castillo, conocido por su enfrentamiento con Victor Carranza, el zar de las esmeraldas, por el control de las minas en el occidente de Boyacá, no solo centraron su poder económico y militar en las esmeraldas, también en el narcotráfico. La disputa por el territorio convirtió a los hermanos Rincon Castillo en protagonistas de una ola de violencia que estuvo a punto de revivir las peores épocas de la guerra verde en Colombia y que se minó con su extradición en el año 2018.
El 17 de octubre de 2017, el gobierno de los Estados Unidos, a través de la embajada, solicitó la captura con fines de extradición de Omar, Pedro y Gilberto Rincón Castillo, así como de su cuñado Horacio Triana. La Corte del Distrito Sur de Florida los requirió para que en juicio respondieran a la acusación 17-20547, por los delitos de concierto para delinquir y tráfico de narcóticos a los Estados Unidos desde el año de 2002 hasta el 2015.
Según las pruebas de la justicia norteamericana, el clan Castillo construyó diez laboratorios de cocaína ubicados en Boyacá. Uno de los testigos afirmó que en la casa de Omar Josué Rincón conoció a Pedro Alveiro Páez Cifuentes, un conocido narcotraficante y estos le pidieron que viajara a República Dominicana a recoger US$5 millones, entregarlos en otra casa y esperar instrucciones para trasladarlos a Colombia.
Así las cosas, según el testigo, apenas llegó a esa isla Omar Josué Rincón le manifestó que saliera de ese país porque las personas con las que iba a reunirse habían sido capturadas. Se refería a Reinaldo García oriundo de Boyacá y dos ciudadanos haitianos y dos dominicanos.
Otro testigo le dijo a la Corte de Estados Unidos que les proporcionó seguridad a varios laboratorios de los hermanos Rincón en ese mismo periodo y que le consta que entre los años 2002 y 2015 esos laboratorios llegaron a fabricar entre 180 a 200 kilogramos de cocaína semanalmente. La producción se incrementó entre octubre y noviembre de 2015 cuando se llegó a los 1.200 kilos del alcaloide.
Ese mismo testigo que en el indicment es identificado como CW2 admitió que una de sus labores fue la de cargar automóviles con 200 kilos de cocaína marcada con la letra “y”, otras con la marca “Ben 10” del personaje de los dibujos animados, así como el distintivo número dos encerrado en un cuadrado.
Precisamente, estas marcas fueron halladas en incautaciones que se realizaron en el año 2014. En concreto, la incautación fue de seis toneladas en Cartagena y dos toneladas en Santa Marta.
Otra línea de investigación fue el armamento. El testigo CW2 declaró ante la Corte de Estados Unidos que trabajó con Yesid Gonzalez Cuéllar, contratado por los hermanos Rincón Castillo para la seguridad de sus laboratorios. En una oportunidad, dijo que por instrucciones de Gilberto Rincón transportó, “materiales de contabilidad y armas de un laboratorio a otro”.
Con esa misma orden trasladó también una bazuca de 40 milímetros de Maripí a Quípama. La siguiente instrucción vino después; disparando la bazuca debería derribar un helicóptero que transportaba a “fuerzas del orden de los Estados Unidos, porque suponían que el piloto era de esa Nación”.
Por estos hechos, el clan Rincón Castillo está privado de la libertad en cárceles de los Estados Unidos. Ha pasado un año desde su extradición pero ahora quieren expiar sus culpas en la Jurisdicción Especial para La Paz, JEP. En esencia, según documentó en poder de la Agencia de Periodismo Investigativo, API, su pretensión es narrar la disputa por las minas de esmeraldas en Boyacá que dejó más de 4.500 muertos y obtener los beneficios de este tribunal.
"La idea es que sean admitidos como terceros; contarán todo lo relacionado con la llamada "guerra verde";los intentos de paramilitares, Farc y narcotraficantes por tomarse el negocio de la esmeralda, y como la violencia en el occidente de Boyacá fue patrocinada incluso por políticos, empresarios y otros sectores", manifestó un funcionario judicial.
Pasaron décadas antes que el Estado pudiera advertir lo que sucedía en Boyacá. Hombres poderosos se adueñaron de las minas de esmeraldas, los socavones se convirtieron en fosas. A punta de sangre y fuego convirtieron estas tierras ricas en piedras preciosas en un infierno en la tierra. Cómo si la guerra verde, no fuera suficiente a esa le mezclaron narcotráfico y paramilitarismo.
Desde Efraín González, el exmilitar conocido como ‘siete colores’ que migró de Santander hasta Boyacá. Católico y conservador fue la mano derecha de los negociantes de esmeraldas en la década de los 60. Militante del ejército conservador de los denominados ‘pájaros’ se enfrentó a los liberales y cuidó las minas de muchos ricos que le pagaron con minas en Muzo.
Tras su muerte de la que se dice fue necesario un ejército de más de mil hombres y cinco horas de combate, uno de sus hombres, Manteco Murcia heredó su poder. Justo para esa época se intensificó la migración de familias enteras a la zona esmeraldifera de Colombia. Chiquinquirá y Pauna fueron los centros de operación, cuando el Estado se percató, ya era tarde. Una ola de violencia despuntó sin control.
Hacia 1963, el presidente Guillermo León Valencia ordenó al ejército tomar el control de las minas. Una utopía, la gente armada defendió su territorio. Victor Carranza había tomado el control de Peñas Blancas. La guerra inició y no cedió si no con 1.200 muertos después y una década a cuestas. Chiquinquirá, Muzo, Coscuez, Borbur y Somondoco pusieron la riqueza en su subsuelo pero a cambio la llenaron de sangre. Más de 35.000 guaqueros se registraron en la década de los 80.
Con la presidencia de Misael Pastrana las cosas no mejoraron. Adjudicó las minas a los hombres adinerados y poderosos de la región. El occidente de Boyacá se le entregó a los gamonales de la época, Gilberto Molina, Víctor Carranza, Julio Roberto Silva, Benito Méndez Silva y la familia Quintero Morales. Aunque la repartija cesó la guerra por unos años, le puso un manto de indiferencia a un cóctel demoledor; narcotrafico, armas y esmeraldas
De las entrañas de la esmeralda surgió Gonzalo Rodríguez Gacha, el narcotraficante conocido como ‘El mexicano’ socio de Pablo Escobar. Un año después de su muerte en 1989 luego de un operativo del ejército y la policía se firmó un pacto de paz que alivió la guerra por un tiempo.
En 1998 fue capturado Víctor Carranza pero puesto en libertad años después. Tras las rejas el zar, cesó un poco su poder lo que generó que aquellos que esperaban en la fila del poder verde disputarán sus territorios con fuego. Entre esos los ahora aspirantes a la JEP, el clan Rincón.
Según la Agencia Nacional Minera, la producción de esmeraldas en Colombia tiene unos límites definidos. Chivor, Coscuez y Muzo son los reyes de esta piedra preciosa. En el año 2016 se exportaron 280.000 quilates por un valor que superó los US$100 millones.
Ahora, los sobrevientes a la guerra verde quieren llegar a la Jurisdicción Especial para La Paz a contar su historia. Una guerra que se inició por el oro verde pero que germinó con el narcotráfico. De ser aceptados en la JEP, entre ellos, Pedro Nel Rincón, alias ‘Pedro Orejas’ le podría hacer el quiebre a los 24 años de prisión que estaba pagando en una cárcel de alta seguridad por el asesinato de un campesino.
La JEP sigue recibiendo todo tipo de solicitudes. Exguerrilleros, exparamilitares, excongresistas, narcotraficantes, entre otros, quieren llegar a esa jurisdicción, ahora el turno es para los esmeralderos.