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Impulso a la Formalización y Dignidad de las Piangueras del Pacífico Chocoano

Regional Medellín de la Aunap lidera la iniciativa en la región.

Una pianguera sonríe mientras ejerce un oficio que une subsistencia y cultura
Por Agencia Periodismo Investigativo | Jue, 18/12/2025 - 14:04 Créditos: Una pianguera sonríe mientras ejerce un oficio que une subsistencia y cultura. Foto: suministrada

La Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP), a través de su Regional Medellín, ha puesto en marcha un importante proceso de formalización y acompañamiento dirigido a las piangueras del Pacífico chocoano.

Estas mujeres que ingresan diariamente a los manglares para recolectar la piangua y asegurar el sustento de sus familias, se han convertido en la base de una tradición ancestral y económica vital para sus comunidades.

El trabajo de las piangueras, descrito por algunos como silencioso pero fundamental, representa no solo un gran esfuerzo físico, sino también una profunda sabiduría y amor por el territorio.

La labor de estas mujeres es esencial para la economía local y la preservación cultural del Pacífico.

El proceso liderado por la Aunap tiene como objetivo reconocer institucionalmente a estas trabajadoras, brindándoles el respaldo necesario para alcanzar nuevas oportunidades de desarrollo.

Más allá de los trámites, la Aunap camina junto a ellas, escucha sus historias y valora su conocimiento como pilar del desarrollo local.

Una parte crucial de esta iniciativa es el fortalecimiento de prácticas sostenibles que aseguren la protección de los manglares, ecosistemas vitales, y la conservación de los recursos pesqueros a largo plazo.

Una pianguera muestra en sus manos las pianguas extraídas del mangle. Foto suministrada

 

Con estas acciones, la autoridad pesquera  reafirma su compromiso con la dignidad de la mujer, la equidad y el bienestar de las comunidades del Pacífico chocoano. La entidad reconoce en cada pianguera no solo una trabajadora del mar, sino una guardiana de vida, cultura y futuro para la región.

Una historia y un legado

La historia de las piangueras del Pacífico chocoano está íntimamente ligada a los manglares, a la memoria ancestral afrodescendiente y a una economía de subsistencia que durante siglos ha sostenido a miles de familias en una de las regiones más biodiversas y a la vez más excluidas de Colombia.

Las piangueras son mujeres que se dedican a la recolección de la piangua, un molusco bivalvo del género Anadara, que crece en las raíces del mangle rojo en zonas estuarinas del litoral pacífico.

Esta práctica, conocida como piangüeo o concheo, no es solo una actividad económica, sino una expresión cultural heredada de generación en generación, profundamente arraigada en el territorio y en la relación entre comunidad y naturaleza.

Diversos estudios etnográficos y ambientales coinciden en que el piangüeo se remonta a tiempos precoloniales y se consolidó durante la Colonia como una estrategia de supervivencia de las comunidades afrodescendientes esclavizadas y luego libres, que encontraron en los manglares una fuente permanente de alimento e ingresos en medio del abandono estatal y la falta de alternativas productivas.

Un grupo de piangueras se desplaza por los ríos del Pacífico chocoano rumbo a los manglares. Foto suministrada

 

Según investigaciones recopiladas por Radio Nacional de Colombia y el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), las mujeres han sido históricamente las principales guardianas de este oficio, transmitiendo el conocimiento de madres a hijas a través de la práctica cotidiana, sin intermediación formal, pero con reglas claras sobre los tiempos, tamaños y formas de extracción.

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La recolección de piangua se realiza a mano, en jornadas que comienzan con la marea baja y que implican largas horas caminando entre el lodo, las raíces del mangle y el agua salobre.

Es un trabajo físicamente exigente y de alto riesgo sanitario, pero que ha permitido a las mujeres del Pacífico chocoano construir una autonomía económica en contextos donde el acceso al empleo formal ha sido históricamente limitado.

Estudios del Ministerio de Ambiente señalan que el piangüeo ha sido, durante décadas, una de las pocas actividades productivas controladas mayoritariamente por mujeres, lo que ha fortalecido su papel dentro de la economía familiar y comunitaria.

Más allá del sustento diario, las piangueras han desarrollado un conocimiento ecológico profundo sobre el funcionamiento de los manglares.

Saben identificar cuándo una piangua está madura, cuáles zonas deben dejarse en descanso y cómo evitar la extracción indiscriminada que pone en riesgo el ecosistema.

Pianguas recién recolectadas descansan en un canasto artesanal. Foto: suministrada

 

De acuerdo con el referido ministerio , más de 11.000 mujeres piangueras participan hoy en la conservación directa de cerca del 70 % de los manglares del país, una cifra que evidencia su papel clave en la protección de uno de los ecosistemas más estratégicos para la mitigación del cambio climático y la biodiversidad marina.

En el Pacífico chocoano, este conocimiento ancestral ha sido fundamental para resistir la presión de actores externos, como la explotación industrial, la sobrepesca y proyectos extractivos que han afectado los estuarios.

Organizaciones como Tropenbos Internacional y el IIAP han documentado cómo las piangueras no solo recolectan, sino que también regulan socialmente el uso del recurso, estableciendo acuerdos comunitarios para garantizar su sostenibilidad.

En algunos municipios del Chocó, estas prácticas han derivado en procesos organizativos y asociaciones de mujeres que buscan defender el manglar como territorio de vida.

En años recientes, el Estado colombiano ha comenzado a reconocer formalmente la importancia de las piangueras, tanto desde el enfoque ambiental como cultural.

Programas de Pagos por Servicios Ambientales y propuestas para declarar el piangüeo como patrimonio cultural inmaterial han puesto en la agenda pública una actividad que durante décadas permaneció invisibilizada.

No obstante, informes de MinAmbiente, así como investigaciones periodísticas y académicas, advierten que la presión sobre la piangua, el cambio climático, la contaminación de los ríos y la falta de garantías laborales siguen amenazando la continuidad de este oficio ancestral.

La historia de las piangueras del Pacífico chocoano es, en esencia, la historia de mujeres que han sostenido la vida en los márgenes, combinando trabajo, saber ancestral y defensa del territorio.

Su labor no solo alimenta a las comunidades, sino que protege los manglares y preserva una memoria colectiva que da cuenta de la resistencia afrodescendiente en el litoral pacífico colombiano, un legado que hoy busca ser reconocido y protegido frente a los desafíos ambientales y sociales del presente.

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