Ejército Nacional inicia retiro definitivo de helicópteros UH-1N en proceso de modernización de su flota aérea

El Ejército Nacional avanza en la desmilitarización y retiro de los helicópteros UH-1N, utilizados en operaciones militares durante más de cinco décadas.

Esta decisión forma parte de un proceso estratégico que busca renovar la capacidad aérea y optimizar la operatividad de las Fuerzas Militares.

El plan contempla la eliminación progresiva de estas aeronaves, cuya salida de servicio responde a un análisis técnico realizado en agosto de 2024, el cual determinó que habían alcanzado el final de su vida útil y que su mantenimiento se tornaba inviable debido a la dificultad para obtener repuestos.

Retiro y estado actual de la flota aérea

Las aeronaves UH-1N fueron adquiridas en los Estados Unidos tras haber prestado servicio en ese país por casi 20 años antes de su integración a la aviación del Ejército Nacional.

Actualmente, de los nueve helicópteros de este modelo que aún conformaban la flota, solo dos permanecen operativos.

El proceso de retiro, que se llevará a cabo en un mes, coincide con la situación de otras aeronaves de la institución.

La flota de helicópteros Mi-17 también enfrenta restricciones operativas, pues de 18 unidades, únicamente cinco están en condiciones de vuelo debido a problemas de mantenimiento.

En cuanto a los helicópteros Huey II, de los 32 registrados, solo 11 se encuentran en servicio, mientras que de los 49 helicópteros Black Hawk disponibles, 24 pueden operar simultáneamente. En total, de las 108 aeronaves con las que cuenta la aviación del Ejército, solo 40 están en condiciones de operación, lo que ha impactado la capacidad de respuesta en el despliegue de misiones.

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Cooperación con Estados Unidos y posibles implicaciones

El programa de modernización de la flota también está vinculado a los acuerdos de cooperación con el Gobierno de Estados Unidos, que incluyen distintos tipos de apoyo financiero. Entre estos se encuentra el FMF (Foreign Military Financing), destinado a proyectos estratégicos, y los recursos denominados 333, que se enfocan en revisiones específicas de aeronaves.

De acuerdo con el Ejército, estos programas no afectan directamente la disponibilidad operativa de las aeronaves, aunque si las suspensiones de los fondos se prolongan más de 90 días, podrían incidir en la capacidad para desarrollar nuevas estrategias y adquirir repuestos.

A diferencia de la Policía Nacional, que depende en gran medida de recursos estadounidenses para operar su flota aérea (19 de sus 30 helicópteros pertenecen a Estados Unidos), el Ejército Nacional es propietario de la totalidad de sus aeronaves, lo que le permite mayor independencia en la planificación y ejecución de sus operaciones. Sin embargo, la reducción en la asistencia logística y financiera podría generar complicaciones a largo plazo en el mantenimiento de la flota.

Impacto y legado de los UH-1N en la aviación militar

El retiro de estas aeronaves marca el cierre de un capítulo en la historia de la aviación militar en Colombia. Durante décadas, los UH-1N desempeñaron funciones clave en escolta aérea, asaltos y apoyo de artillería, consolidándose como un elemento fundamental en la estrategia operativa de las Fuerzas Militares.

Además de su relevancia en combate, su historia está marcada por hechos trágicos. Uno de los sucesos más recordados ocurrió en 2024, cuando un helicóptero de este modelo sufrió un accidente en el departamento de Chocó, en el que perdió la vida la teniente Julieth García, la primera mujer piloto en volar esta aeronave.

El retiro de los UH-1N se enmarca en un plan liderado por la División de Aviación Asalto Aéreo del Ejército, que busca adquirir nuevas aeronaves capaces de responder a las necesidades operativas actuales y garantizar la capacidad de despliegue ante los desafíos de seguridad que enfrenta el país.

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