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Crisis de los paperos: gobernador de Cundinamarca avanza con sistema para proteger a los cultivadores
Mandatario Jorge Rey anunció el esquema que garantizará mejor provecho a las cosechas.

“Ante la crisis de bajos precios que está experimentando la papa, desde la Gobernación y la Agencia de Comercialización @comercialcundi)impulsamos una campaña que promocione el consumo y la venta directa al consumidor final.
Esta campaña la hemos denominado Cundipapa, que incluye algunas estrategias como:
•Realizar 50 mercados campesinos durante las próximas tres semanas, enfocados en papa, en localidades de Bogotá y en municipios no productores.
•Llevar a cabo 20 ruedas de negocio con el PAE Bogotá, Soacha, Cundinamarca, USPEC, Agencia Logística del Ejército, hospitales, hoteles y restaurantes de Bogotá y del departamento. Buscando que no sea la papa de contrabando de Ecuador la que terminen comprando, sino que sea exclusivamente de Cundinamarca.
•Iniciar la compra directa por parte del departamento de 60 toneladas de papa a asociaciones campesinas, para maquilarla y entregarla en programas sociales, y comercializarla como puré de papa bajo la marca comercial de Cundinamarca.
Replicaremos, de igual manera, el mecanismo de venta de papa en peajes que impulsó @nicolasg en época de pandemia, buscando promover la compra de nuestra papa y aportar en algo a reducir la fuerte crisis que enfrentan más de 10 mil familias que dependen de este sector.
Este domingo, el mandatario reportó nuevo resultados de su iniciativa.
“Seguimos con la estrategia #Cundipapa, incentivando el consumo masivo y la venta de papa directa al consumidor. Hoy y mañana el equipo de la Gobernación estará en la Autopista Norte y en los municipios de #Quebradanegra y #Útica,
Gracias por sumarse. Cada compra es un acto de solidaridad con el campo cundinamarqués”.

La actividad en contexto
En Colombia, el cultivo de papa se mantiene como una de las actividades agrícolas de mayor relevancia económica y social.
Según cifras de gremios y entidades del sector, durante 2023 el país produjo más de 3,6 millones de toneladas de este tubérculo, cultivadas en 192.589 hectáreas, con la participación de aproximadamente 90.000 productores.
Esta cadena genera más de 266.000 empleos, de los cuales 76.000 corresponden a trabajos directos, concentrados principalmente en departamentos como Boyacá, Cundinamarca, Nariño, Norte de Santander y Antioquia.
El consumo interno sigue siendo un motor para su producción. En 2021, el consumo per cápita anual de papa en el país se ubicó en 54 kilogramos, lo que convierte al producto en un componente fundamental de la dieta nacional y en un renglón estratégico para el abastecimiento alimentario.
Sin embargo, las condiciones de mercado, las plagas y el cambio climático se han convertido en factores que amenazan su sostenibilidad.

Tecnología y nuevas infraestructuras para reducir pérdidas
Para responder a los desafíos logísticos y de almacenamiento que históricamente han afectado al sector, en 2025 entró en operación en Tenjo, Cundinamarca, el mayor centro de acopio de papa en América Latina, construido por la multinacional PepsiCo.
Con capacidad para almacenar 20.000 toneladas durante seis meses, la planta busca reducir pérdidas por postcosecha derivadas de altas temperaturas y problemas de transporte, que en el pasado han significado pérdidas de ingresos para los productores.
Paralelamente, en Cundinamarca, la Gobernación y la Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa) invirtieron más de 215 millones de pesos en la entrega de semillas certificadas, fertilizantes y asistencia técnica a 10 asociaciones rurales, con el propósito de mejorar rendimientos y reducir la dependencia de agroquímicos.

Genética y sostenibilidad como estrategias de adaptación
En materia de investigación, entidades como Agrosavia y la Universidad Nacional de Colombia, en alianza con el Centro Internacional de la Papa (CIP) de Perú, adelantan proyectos para introducir y adaptar 31 clones avanzados de papa.
Estas variedades buscan tolerancia a sequías, ciclos productivos más cortos y mayor resistencia a enfermedades, en un contexto de cambios climáticos que alteran los patrones de cultivo en el altiplano cundiboyacense y otras zonas de producción.
Asimismo, se promueven prácticas agroecológicas para conservar las cerca de 850 variedades nativas de papa que existen en Colombia. Muchas de estas especies, cultivadas tradicionalmente en Boyacá y Nariño, enfrentan riesgos de desaparición por el desplazamiento de variedades comerciales y por la falta de incentivos económicos para su siembra.
Problemas de precios y plagas en el sur del país
Aunque el avance tecnológico y la investigación ofrecen oportunidades, la rentabilidad del cultivo sigue en riesgo. En departamentos como Nariño, los productores han reportado caídas drásticas en el precio de la carga de papa, que en algunos casos se vende por debajo de los 50.000 pesos, mientras que los costos de producción se ubican entre 80.000 y 100.000 pesos.
Esta situación ha sido agravada por la expansión de la plaga conocida como Punta Morada, que afecta la calidad del producto y reduce los márgenes de comercialización.
En otras zonas, como el altiplano cundiboyacense, la enfermedad del tizón tardío (Phytophthora infestans) continúa siendo una de las principales amenazas para la producción, pese al uso de tratamientos químicos y biológicos que buscan mitigar su impacto en los cultivos.
El papel del sector en la economía nacional
En términos macroeconómicos, el sector agrícola, donde la papa tiene un peso importante, registró un crecimiento del 7,1 % en el primer trimestre de 2025 frente al mismo periodo de 2024, mientras que el Producto Interno Bruto total del país aumentó un 2,7 %.
Estas cifras reflejan el dinamismo del agro, aunque no compensan los problemas que enfrentan pequeños productores en mercados regionales.
Retos y perspectivas
El futuro del sector depende de la capacidad de articular innovación, infraestructura y políticas de apoyo para equilibrar los costos de producción con los precios de venta.
La papa, además de su peso en la seguridad alimentaria, representa una fuente de ingreso para miles de familias campesinas. Sin medidas que garanticen su sostenibilidad, los avances en tecnología e investigación podrían no traducirse en una mejora real para quienes dependen del cultivo.
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