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Las presiones previas a la posesión de Bernardo Arévalo presidente de Guatemala
Trasescena de un contexto político complicado con Colombia en la mira.
Guatemala vive momentos de intensa expectación política. La investidura de Bernardo Arévalo como presidente, inicialmente programada para la tarde del domingo, se vio envuelta en controversias y retrasos.
Este escenario ha generado una ola de protestas y enfrentamientos, especialmente con las fuerzas del orden, de ciudadanos insatisfechos por la demora en la sesión legislativa para la toma de posesión de las nuevas autoridades.
¿Cuál es el lío?
Bernardo Arévalo, el mandatario electo para un periodo de cuatro años, utilizó su plataforma en X, antiguamente conocida como Twitter, para hacer un llamado a los diputados.
Subrayó la importancia de su deber para con la voluntad popular manifestada en las urnas. En sus declaraciones, Arévalo denunció intentos de vulnerar la democracia a través de ilegalidades y abusos de poder, enfatizando que tanto el pueblo guatemalteco como la comunidad internacional están atentos a estos acontecimientos.
La situación se complicó aún más con el choque entre diputados salientes y recién electos en el Congreso, debido a la decisión unilateral de la presidenta de la Cámara de asignar miembros a una comisión encargada de revisar las credenciales de los nuevos legisladores.
Esta decisión, favoreciendo mayoritariamente a miembros oficialistas y aliados no reelectos, desató un conflicto que resultó en la suspensión de la sesión del Congreso, según declaraciones de Román Castellanos, diputado reelecto del Movimiento Semilla, a The Associated Press.
El contexto
Estos eventos han llevado a un retraso en la ceremonia de investidura de Arévalo, generando preocupación en sectores que sospechan de intentos por impedir o retrasar su asunción al cargo.
El Congreso, fuertemente resguardado por la policía, se encuentra en una situación tensa, especialmente con la presencia de miles de campesinos que han llegado a la capital para apoyar la investidura de Arévalo y defender la democracia.
Los manifestantes, inicialmente reunidos en el parque central para celebrar la toma de posesión de Arévalo, decidieron moverse frente al Congreso para demandar la realización de la sesión y la asunción del nuevo presidente.
Entre ellos, José Galeano, venido de una aldea del sur del país, expresó su movilización en defensa de los derechos de Guatemala y contra la corrupción, destacando la extrema pobreza en la que se encuentra el país.
En vísperas de la investidura, Arévalo expresó su entusiasmo y determinación ante un proceso que describió como largo y tortuoso, enfatizando la resistencia de la sociedad guatemalteca ante las élites político-criminales.
Su ascenso al poder estuvo marcado por desafíos, incluyendo investigaciones judiciales, órdenes de aprehensión y un intento por parte de la fiscalía de anular las elecciones.
Campesinos e indígenas
Pese a estos obstáculos, el amplio apoyo popular y las protestas indígenas y campesinas han sido fundamentales en su camino hacia la presidencia.
Arévalo se prepara para una celebración pública con música cumbia y salsa en la emblemática plaza de la Constitución, mientras más de 60 misiones internacionales están en camino para atestiguar la inauguración del nuevo gobierno.
El camino hacia el poder no ha sido sencillo para Arévalo, y tampoco lo será gobernar. El Congreso saliente, dominado por oficialistas y aliados, aprobó un presupuesto que recortó fondos para sectores como Salud y Educación, mientras aumentó recursos para la fiscalía y el organismo judicial, entidades que han liderado la oposición a su investidura.
La resistencia a la llegada de Arévalo al poder se manifestó también con la declaración de independencia de los siete legisladores del Movimiento Semilla por parte de una comisión del Congreso, en un aparente intento de impedir su participación en la directiva del Congreso entrante.
Ante este panorama, Roberto Alejos, constituyente, sostiene que la falta de una junta directiva en el Congreso para investir a Arévalo no impediría su toma de posesión, ya que se trata de un acto protocolario no establecido en la Constitución. Además, el
cambio de gobierno se mantiene firme por orden de la Corte de Constitucionalidad.
Las acciones
Una de las primeras acciones que Arévalo planea tras su investidura es solicitar la renuncia de la fiscal general, Consuelo Porras, quien ha liderado la ofensiva judicial en su contra. Su mandato, que se extiende hasta 2026, ha estado marcado por una continua hostilidad hacia Arévalo y su administración, evidenciada desde los resultados de la primera vuelta electoral.
La fiscalía ha lanzado una serie de acciones legales no solo contra Arévalo, sino también contra su vicepresidenta, el proceso electoral, y numerosos ciudadanos involucrados en la administración de las elecciones. Esto incluye allanamientos a sedes electorales, detenciones de opositores y múltiples intentos de despojar a Arévalo de su inmunidad.
La tensión persiste incluso en los días previos a la transición, con la detención del exministro de Gobernación, Napoleón Barrientos, acusado de no cumplir una orden de la Corte de Constitucionalidad. Este acto es visto como parte de la continua ofensiva judicial contra los partidarios de Arévalo.
Sin embargo, Arévalo cuenta con el apoyo de una población cansada de corrupción, comunidades indígenas que abogan por un país inclusivo, y el respaldo internacional. Este apoyo es crucial para enfrentar los desafíos de su gobierno, que incluyen satisfacer las necesidades de un pueblo desesperado por cambio y lidiar con las amenazas de aquellos que buscan desestabilizar su administración.
El futuro
En su gabinete, Arévalo ha buscado la paridad, incluyendo siete hombres y siete mujeres, reflejando un compromiso con la inclusión y la atención a las comunidades más marginadas, como las indígenas, quienes han jugado un papel crucial en su llegada al poder.
La administración de Arévalo se enfrenta a retos significativos, incluyendo la necesidad de lidiar con un sistema cooptado y las altas expectativas de un cambio inmediato en un entorno de democracia funcionalmente lenta.
A pesar de estos desafíos, Arévalo mantiene un mensaje de esperanza, prometiendo una lucha contra la corrupción y la impunidad, evocando los gobiernos de la revolución de Guatemala de mediados del siglo XX.
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