El trágico final del submarino Titán en el Océano Atlántico con nuevas teorías que emergen

En las profundidades del Océano Atlántico, una tragedia submarina se desarrolló el pasado 18 de junio. El titánico submarino Titán, una pieza de la ingeniería innovadora pero condenada, sucumbió a las aguas turbulentas, llevándose con él a cinco almas, incluyendo al brillante diseñador de la nave, Stockton Rush, CEO de OceanGate.

Rush, junto con los británicos Hamish Harding, Shahzada Dawood y su hijo Suleiman Dawood, y el legendario explorador submarino francés, Paul-Henri Nargeolet, encontraron su final durante un viaje al lugar del naufragio del Titanic. Esta expedición, prevista como un hito en la historia de la exploración marina, se convirtió en una pesadilla mortífera.

El Titán, una maravilla moderna de la ingeniería oceánica, se diseñó con la esperanza de establecer un nuevo estándar para la exploración submarina. Pero según los expertos, las mismas innovaciones y medidas de ahorro de costos que lo hicieron prometedor también podrían haber sellado su destino, según detalló The Sun.

Contrastando el Titán con el Alvin, un submarino de investigación del gobierno de EE. UU. que ha logrado más de 4.500 inmersiones sin incidentes desde 1973, los expertos subrayan la serie de cambios de diseño y protocolos que podrían haber causado la fatídica implosión del Titán.

A diferencia del Alvin, con su esfera de casco completamente de titanio y su nave nodriza dedicada, el Titán carecía de una tal embarcación. En su lugar, fue arrastrado a través del rugoso Atlántico Norte por un barco alquilado más pequeño, el Polar Prince, como parte de un movimiento de reducción de costos.

La decisión de usar el Polar Prince, más pequeño y más antiguo que los buques utilizados en expediciones previas, ha suscitado interrogantes. El Alvin, en cambio, se transporta en un buque especializado, equipado con cabrestantes personalizados, hangares, un taller mecánico y una grúa para depositarlo en el océano.

Las declaraciones de Arnie Weissmann, editor en jefe de Travel Weekly, quien viajó en el Polar Prince en mayo, alimentan las preocupaciones sobre la seguridad del Titán. Weissmann describió cómo el submarino y la plataforma parecían ser "arrojados bruscamente".

El Titán desapareció con su tripulación solo dos horas después de su descenso hacia el Titanic. A pesar de las frenéticas operaciones de búsqueda, la embarcación no volvió a aparecer, con su última comunicación señalando su ubicación sobre los restos del Titanic.

Entre los perdidos se encontraban Harding, que había pagado 200.000 libras esterlinas por la travesía, Dawood, un empresario de 48 años, y su hijo Suleman, un estudiante de 19 años de la Universidad de Glasgow.

Después de la tragedia, la crítica ha caído sobre OceanGate. Se reveló que la empresa cometió errores críticos de seguridad antes de sumergirse al Titanic. 

Enfrentándose a una demanda por las preocupaciones de seguridad del submarino, OceanGate se tambalea mientras un ex pasajero revela que el barco también desapareció el año pasado, sumando más incertidumbre al futuro de la empresa y a la seguridad de la exploración submarina.

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