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Cónclave 2025: quiénes son los cardenales que podrían convertirse en el próximo papa
Parolin, Tagle y Zuppi figuran entre los principales candidatos, en un proceso marcado por tensiones internas y esperanzas de renovación.

Con el reciente fallecimiento del papa Francisco, la Iglesia Católica se encuentra en un momento crucial. El inicio del cónclave en Roma ha puesto en marcha un proceso cargado de simbolismo, política e interpretación espiritual. La atención recae sobre un grupo de cardenales con trayectorias diversas, cuyas visiones podrían moldear el rumbo del próximo pontificado. Entre ellos destacan tres figuras que lideran los análisis dentro y fuera del Vaticano: Pietro Parolin (Italia), Luis Antonio Tagle (Filipinas) y Matteo Zuppi (Italia).
Parolin, de 70 años y actual Secretario de Estado del Vaticano, representa la continuidad institucional. Su experiencia diplomática, incluida su participación en el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos, lo convierte en un candidato con capacidad de maniobra en el escenario internacional. Su elección devolvería el liderazgo de la Iglesia a un italiano, tras casi medio siglo de papados extranjeros, y reforzaría el peso de la Curia Romana en la toma de decisiones.
El cardenal Tagle, de 67 años, es exarzobispo de Manila y actual Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización. Su enfoque pastoral y su conexión con las periferias lo identifican como un heredero espiritual de Francisco. Carismático y conciliador, Tagle podría convertirse en el primer papa asiático, reflejando el crecimiento del catolicismo en ese continente.
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Por su parte, Matteo Zuppi, de 68 años, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es visto como una figura de consenso. Cercano al movimiento Sant’Egidio, ha participado en procesos de paz y aboga por una Iglesia activa en temas sociales como la migración, la pobreza y el cambio climático.
Más allá de estos tres nombres, el colegio cardenalicio valora otras candidaturas con peso simbólico y estratégico. Pierbattista Pizzaballa, actual Patriarca Latino de Jerusalén, aporta una mirada desde el epicentro de las tensiones religiosas globales. Peter Turkson, de Ghana, destaca por su defensa de la justicia social y el medioambiente, aunque su edad podría jugar en contra. En la misma línea, el canadiense Marc Ouellet y el guineano Robert Sarah representan alas más conservadoras, aunque con menor influencia en el panorama actual.
También figuran opciones como el húngaro Peter Erdő, con amplia trayectoria en el diálogo ecuménico, y el estadounidense Raymond Leo Burke, símbolo del ala tradicionalista. No obstante, sus posturas polarizantes y menor apoyo entre los cardenales restan posibilidades a sus candidaturas.
España participa con cinco cardenales electores. Entre ellos, Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, cercano a las ideas del papa Francisco, y Carlos Osoro, exarzobispo de Madrid, quien también ha respaldado las reformas del pontífice fallecido. Aunque no figuran entre los favoritos, su papel puede ser determinante en la construcción de consensos.
La elección del nuevo papa no se limita a un nombre, sino que define la orientación futura de la Iglesia ante desafíos como la secularización, la crisis de abusos, la presencia femenina en la estructura eclesial, el diálogo interreligioso y la expansión del catolicismo en el sur global. El cónclave, envuelto en el tradicional hermetismo, no solo es una deliberación espiritual: es también un termómetro del equilibrio de fuerzas al interior del Vaticano.
La fumata blanca dará a conocer al nuevo papa. Hasta entonces, Parolin, Tagle y Zuppi concentran la mayor parte de las miradas, oraciones y análisis. Pero en el corazón de la Capilla Sixtina, los 120 cardenales electores tienen la última palabra.
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