Nuevos hallazgos tras atentado a Miguel Uribe: identifican otros vínculos y posibles autores intelectuales

Las autoridades judiciales continúan desarrollando nuevas líneas de investigación en torno al atentado ocurrido el pasado 7 de junio contra el senador Miguel Uribe Turbay, en hechos ocurridos en el sector de Fontibón, al occidente de Bogotá.

A medida que se consolidan las pruebas recopiladas en cámaras de vigilancia, testimonios y análisis forense, emergen nuevos elementos que permiten perfilar el alcance de una organización criminal aún no plenamente identificada, que habría participado en la planificación y ejecución del ataque.

Uno de los hallazgos más relevantes hasta ahora tiene relación con una mujer, identificada preliminarmente como ‘Gabriela’, cuya presencia ha sido documentada en distintos momentos del operativo criminal a través de imágenes de video.

De acuerdo con el testimonio de uno de los implicados, esta persona habría solicitado, mediante una plataforma digital, el servicio de transporte que utilizó el menor de edad sindicado de disparar contra el congresista.

El relato fue entregado por el conductor de motocicleta que recogió al joven el día de los hechos. El testigo se presentó de forma voluntaria ante la Fiscalía General de la Nación, y su versión ha sido una pieza clave en la reconstrucción de los minutos previos al atentado.

Según su declaración, recibió una solicitud de carrera a las 3:11 p. m. del sábado 7 de junio, registrada bajo el nombre de usuario ‘Gabriela’. Una vez en el punto de recogida, recibió instrucciones por mensaje escrito para llevar a un pasajero que se dirigía a una zona conocida como El Golfito, en Fontibón.

Durante el trayecto, el joven preguntó por el nombre del barrio, lo que fue interpretado como una posible señal de que no conocía con exactitud el lugar del desplazamiento.

La información aportada permitió determinar que el autor material del disparo no habría actuado por cuenta propia.

Actualmente, este menor permanece bajo custodia en el Búnker de la Fiscalía, tanto por razones de seguridad personal como para facilitar su comparecencia ante las autoridades competentes.

La hipótesis principal apunta a que el joven fue reclutado por una estructura delincuencial con capacidad logística y jerárquica, en la que habrían intervenido al menos cinco personas presentes en las inmediaciones del atentado.

Uno de los elementos más reveladores del expediente es el análisis de más de 1.500 registros obtenidos por cámaras de vigilancia.

Estos archivos han sido examinados por la Policía Judicial, permitiendo trazar el recorrido que realizó el menor desde momentos antes del ataque hasta su huida.

La secuencia incluye una parada en la que el joven se bajó de la motocicleta, realizó una llamada desde un teléfono celular —del cual no se ha tenido rastro posterior— y luego se acercó a un vehículo Chevrolet Spark de color plateado, que habría sido clave en la preparación del crimen.

Posteriormente, a las 5:20 p. m., otra cámara captó un automóvil gris estacionado a escasa distancia del sitio donde el senador tenía previsto reunirse con un grupo de simpatizantes.

En esas imágenes se observa al menor aproximarse al vehículo, cambiarse de ropa, y presuntamente recibir un arma de fuego tipo Glock, calibre 9 milímetros, que le habría sido entregada por la mujer señalada como Gabriela.

Según las autoridades, el arma estaba contenida en una cartera transportada por esta mujer, quien se encontraba acompañada por un hombre de barba, gafas oscuras y vestimenta clara. Ambos fueron grabados caminando en dirección similar a la que siguió el menor poco antes del ataque.

El conductor del vehículo, identificado como Carlos Eduardo Mora González, fue capturado días después y enfrenta actualmente cargos por tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas de fuego y utilización de menores para la comisión de delitos.

Según el expediente, Mora González también habría participado en labores previas de vigilancia del lugar donde se perpetró el atentado.

Las autoridades vinculan además a este individuo con alias ‘el Costeño’, quien sería el presunto cabecilla de la operación logística ejecutada ese día.

En su declaración ante la Fiscalía, Mora González afirmó haber trasladado ese mismo día, hacia el barrio Modelia, tanto a ‘el Costeño’ como a su compañera sentimental, quien correspondería a la mujer identificada como ‘Gabriela’.

Agregó que su superior recibía instrucciones a través de una línea de comunicación directa con un hombre conocido como ‘el Curco’, quien se encontraría en territorio ecuatoriano.

Las autoridades aún no han podido localizar a la mujer, ni al presunto cabecilla ‘el Costeño’, ni al supuesto autor intelectual desde Ecuador.

Tampoco se ha esclarecido plenamente el origen del dinero que habría sido ofrecido al menor, aunque existen indicios de que se le habrían prometido 20 millones de pesos por la ejecución del acto sicarial.

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Esta cifra fue mencionada en versiones preliminares aportadas por varios medios de comunicación, que coinciden en señalar que se trató de una transacción planificada con antelación y con intervención de actores que todavía se encuentran en la clandestinidad.

Una tercera persona también está bajo sospecha: un motociclista que fue captado por cámaras de seguridad desplazándose repetidamente por la misma calle poco después de que se cometiera el atentado.

Este sujeto aún no ha sido plenamente identificado, pero forma parte del conjunto de elementos analizados por la Fiscalía y la Policía Nacional en el proceso de esclarecimiento de los hechos.

La investigación, que continúa bajo reserva judicial, ha sido asumida por un equipo especializado de la Fiscalía General y cuenta con apoyo técnico de unidades de inteligencia.

El propósito central del proceso es establecer no solo la identidad de los autores materiales e intelectuales, sino también los móviles que impulsaron la acción armada, que dejó al senador con lesiones de consideración y motivó su traslado a una unidad de cuidados intensivos.

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