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Hallan los restos del padre Darío Valencia tras cinco meses de búsqueda en Caldas

La investigación revela detalles sobre su desaparición y la relación con su asesino confeso, Julián Cifuentes.

padre Darío Valencia
Por Agencia Periodismo Investigativo | Sáb, 21/09/2024 - 10:21 Créditos: Padre Darío Valencia

El 20 de septiembre, las autoridades confirmaron el hallazgo de los restos del padre Darío Valencia en la vereda La Cascada, Belalcázar, Caldas, poniendo fin a cinco meses de incertidumbre tras su desaparición en Pereira. 

El sacerdote, de 59 años, fue visto por última vez el 25 de abril en compañía de Julián Eduardo Cifuentes Gómez, quien posteriormente confesó el asesinato del religioso.

Cifuentes, capturado en el aeropuerto de París, reveló a las autoridades que había disparado cuatro veces contra Valencia y proporcionó las coordenadas del lugar donde había enterrado su cuerpo. La Fiscalía y el CTI, apoyados por caninos especializados, realizaron la exhumación de los restos, que ahora están bajo estudio en el Instituto Nacional de Medicina Legal para su identificación.

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“Como parte de las acciones investigativas dispuestas por la Fiscalía General de la Nación (...), un equipo especializado del CTI apoyado por la canina especializada en búsqueda de restos humanos y la participación del Gaula de la Policía Nacional, realizó la diligencia de exhumación de un cuerpo humano en la vereda La Cascada, en Belalcázar (Caldas). Los restos serán entregados al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para avanzar en las labores científicas y forenses que permitan la plena identificación”, indicó la Fiscalía.

Inicialmente, Cifuentes fue considerado un simple intermediario en una transacción de vehículos, pero la investigación ha revelado que mantenía una relación cercana con el padre Valencia, incluyendo vínculos comerciales y una amistad de larga data. Esto plantea preguntas sobre los motivos detrás de la tragedia, especialmente tras el hallazgo del vehículo del sacerdote en un lavadero de Viterbo, Caldas, con un orificio de bala.

El obispo de Pereira, monseñor Rigoberto Corredor, manifestó su angustia ante la situación y subrayó que no consideraría el caso un homicidio hasta que se encontrara el cuerpo del clérigo. La Diócesis ahora espera pronunciamientos oficiales de la Fiscalía, sintiendo un alivio inicial al comenzar a esclarecer lo ocurrido.

 

 

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