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Jeison López, del Chocó a la élite: la historia del Deportista del Año 2025 de El Espectador
La ejemplar historia de un pesista consagrado.
En la edición número 65 del Deportista del Año, uno de los galardones con más tradición del deporte colombiano, el pesista Jeison López fue elegido como el Deportista del Año 2025 por El Espectador y Movistar, reconocimiento que cierra un ciclo de dos temporadas excepcionales: la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024 y el título mundial con doble récord orbital en 2025.
La historia de López está marcada por la violencia y el desplazamiento. Nació en el Litoral del San Juan, en el departamento del Chocó, y en su infancia trabajó en el campo y con la madera en las tierras de su familia.
La guerra lo obligó a salir de su territorio siendo apenas un niño: a los 11–12 años, su familia se vio forzada a dejar la región y establecerse en Cali, donde llegaron prácticamente con nada y su padre asumió el reto de recomenzar.
Esa experiencia, recordó el propio deportista, forjó su carácter y lo convenció de que el deporte era una oportunidad real para cambiar de vida.
En la capital del Valle del Cauca apareció la halterofilia. A los 12 años, guiado por un primo, Jeison empezó a entrenar en las canchas Panamericanas de Cali. Ahí, entre barras y discos prestados, encontró un espacio para canalizar la fuerza física que traía del trabajo en el campo.
Con los años, la disciplina diaria y el trabajo con su equipo técnico lo llevaron a convertirse en sinónimo de victorias: a los 18 años ya era campeón absoluto en la categoría de 77 kilogramos en el Campeonato Panamericano de Levantamiento de Pesas disputado en Estados Unidos, un primer gran resultado internacional que lo proyectó como una de las nuevas figuras del levantamiento de pesas colombiano.
Su carrera, sin embargo, tuvo un punto de quiebre. A los 19 años fue sancionado cuatro años tras un resultado adverso en una prueba antidopaje.
López siempre ha sostenido que fue inocente, pero el castigo lo dejó fuera de competencias en pleno despegue deportivo.
Aquella decisión lo sumergió en una etapa de tristeza y depresión, que llegó a poner en duda su continuidad en el alto rendimiento.
En distintas entrevistas ha contado que, lejos de retirarse, decidió transformar ese golpe en un proceso de reconstrucción: entrenaba más de seis horas diarias, sin público ni grandes escenarios, con la meta de regresar “por la puerta grande”.
El retorno se consolidó en el ciclo olímpico hacia París 2024. En los Juegos Nacionales de 2023 fue campeón absoluto en la categoría de 89 kilogramos representando al Valle.
En 2024 aseguró su cupo a los Juegos Olímpicos en la Copa Mundo de Tailandia, torneo en el que se proclamó subcampeón y batió un récord mundial en el envión con 182 kilogramos, una marca que confirmó su nivel entre los mejores del planeta.
París 2024 fue el escenario que lo terminó de instalar en la memoria deportiva del país. En el South Paris Arena 6, López levantó 180 kilogramos en el arranque y 210 en el envión, para un total de 390 kilos que le dieron la medalla de plata en la categoría de los 89 kilogramos, solo superado por el búlgaro Karlos Nasar, que impuso récord mundial.
Fue la segunda medalla de Colombia en esas justas y la décima presea olímpica de la halterofilia colombiana. Días después el propio Jeison reveló que había llegado a la competencia con una lesión reciente en la espalda y que, por temor a ser descartado, prefirió guardar silencio y concentrarse en competir.
En sus declaraciones tras el podio olímpico, López insistió en que el deporte le cambió la vida y que su gran sueño era poder comprarle una casa a su mamá.
También habló de lo que significaba ser un ejemplo para niños y jóvenes que crecen en contextos donde las bandas delincuenciales y la ilegalidad aparecen como salidas falsas a la pobreza.
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El Comité Olímpico Colombiano resaltó en un perfil que su historia demuestra cómo la fuerza deportiva no se limita al músculo: detrás de cada levantamiento hay una combinación de fortaleza física, mental y espiritual que se construyó en años de resiliencia, entrenamiento y trabajo silencioso.
El año 2025 confirmó que París no fue un episodio aislado. En octubre, durante el Campeonato Mundial de Halterofilia disputado en Førde, Noruega, Jeison López se coronó campeón del mundo en la categoría de los 88 kilogramos.
Allí conquistó dos medallas de oro y una de plata, además de imponer doble récord mundial en el envión y en el total, resultados que lo consolidaron como una de las principales figuras de la halterofilia internacional.
Esas marcas, sumadas a su consistencia en los eventos del ciclo olímpico y a la medalla de plata de París, lo pusieron al frente de las votaciones para el Deportista del Año de El Espectador y Movistar.
En la ceremonia de premiación de la edición 65 del Deportista del Año, López recibió el máximo galardón en la categoría de Mayores.
El diario destacó que llegó a este reconocimiento después de “hacer la mejor temporada de su carrera”, con título mundial, doble récord global y un año marcado por la confirmación de su condición de medallista olímpico.
En el podio del premio lo acompañaron la atleta Natalia Linares, bronce mundial en salto largo, y la patinadora Gabriela Rueda, múltiple campeona en Juegos Mundiales y campeonatos mundiales de patinaje de velocidad.
Jeison, ya con el trofeo en sus manos, agradeció a su familia, a su equipo y a la Federación de Levantamiento de Pesas, y subrayó el orgullo de representar a un deporte que, históricamente, le ha entregado buena parte de las medallas a Colombia.
El reconocimiento de El Espectador y Movistar no solo cierra una temporada en la que López dominó su categoría, también reordena el mapa del deporte colombiano: en un país donde el fútbol suele acaparar la atención, el galardón recae en un pesista afrodescendiente nacido en una región golpeada por la violencia y formado en un escenario distinto a los grandes clubes profesionales.
Su elección como Deportista del Año 2025 ratifica el peso de la halterofilia en el medallero nacional y envía un mensaje sobre la importancia de invertir en procesos de base, acompañamiento psicológico y programas que permitan que historias como la suya no dependan solo de la suerte o de esfuerzos individuales.
Jeison López, conocido en el ambiente deportivo como “Gokú”, llega a este premio a los 26 años con una medalla olímpica, un título mundial y dos récords del mundo en sus registros.
Pero su historia de vida, atravesada por el desplazamiento, la sanción, la depresión y la reconstrucción personal, explica por qué su nombre terminó asociado a uno de los galardones más prestigiosos del país.
Hoy, cuando se habla del Deportista del Año 2025 de El Espectador, no solo se repasan sus cifras en kilos levantados: se cuenta la historia de un colombiano que hizo de la halterofilia una forma de afirmación personal y una prueba de que, incluso en los contextos más adversos, es posible levantar la vida desde abajo.
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