Ni siquiera perdiendo las elecciones del pasado 13 de marzo, Fabio Grueso, candidato a la Cámara de Representantes por el departamento del Amazonas, empresario del sector de la seguridad y cuñado del exministro de Agricultura, Aurelio Iragorri y esposo de una prima de la senadora Paloma Valencia, ha recobrado la tranquilidad.
G.V.D.S, alias ‘Tom’ o “voz de la muerte”, se omite su nombre completo por restricciones legales, un menor de edad, fue el sicario que le disparó tres veces. Esto derivó en la pérdida de su ojo derecho, tres cirugías de reconstrucción ósea y muscular de su cara.
Y pese a su peligrosidad, las complicaciones de la policia para su captura y los hechos por los que fue enviado a prisión, se fugó tras permanecer 21 días en reclusión.
Estaba preso en un centro de menores en Bogotá a cargo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, pero en la mañana de este domingo 4 de abril, salío de allí, luego que cuatro sujetos armados pertenecientes a su banda criminal facilitaran su fuga, en una acción considerada como cinematográfica.
La orden de internamiento expedida por el Juez Primero Penal Municipal con Función de Control de Garantías, se había proferido el pasado 13 de marzo, por los delitos de homicidio agravado en la modalidad de tentativa, lesiones personales, fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas.
El autor material del atentado a Grueso, nació el 28 de agosto de 2004 en Tabatinga, Brasil, era testigo en contra de contratistas y políticos del Amazonas que hicieron una alianza macabra para ordenar el crimen del candidato a la Cámara por el Partido Conservador y así sacarlo de la contienda política. También era pieza clave para esclarecer otros atentados en el departamento.
Tras la fuga, Grueso, un empresario del mundo de la seguridad y paradójicamente del blindaje, sintió que su vida nuevamente pende de un hilo, pues el hombre que le disparó está prófugo.
La historia se remonta al pasado 10 de septiembre, cuando el empresario Grueso y entonces precandidato a la Cámara fue citado por la entonces diputada Karina Bocanegra en la Litografía Colombia, la única de Leticia.
Los sicarios se movilizaban en una moto. Llegaron hasta el lugar ubicado en pleno corazón del municipio y uno de ellos camino hasta el lugar, llamó a Fabio Grueso por su nombre, este giro y le propinó tres disparos con un arma traumática modificada.
Pasaron siete horas antes de que sus familiares pudieran sacarlo desde Leticia hasta Bogota, en un avión medicalizado.
Atravesaron toda clase de obstáculos. No le permitieron usar la ambulancia porque la representante a la Cámara, Yenica Acista no la había inaugurado oficialmente.
Tampoco facilitaron el despegue de la aeronave desde el aeropuerto Alfredo Vásquez Cobo, al punto que el piloto recibió la orden desde Bogota al filo de las 5:00 pm. hora en donde es prácticamente imposible despegar por afectaciones climáticas en la visibilidad.
Los bloqueos en la atención médica, la ambulancia y hasta en el uso del aeropuerto tenían la intención de impedir que el entonces precandidato a la Cámara pudiera salir de Leticia. En el entretanto, los sicarios sigilosos buscaban el momento propicio para rematarlo.
Semanas después fueron capturados los hombres que atentaron contra su vida. Fueron integrantes de la banda Comando Vermelho CV, considerada una de las estructuras criminarles más poderosas y tenebrosas del Brasil dedicada al hurto, extorsión, secuestro, narcotráfico y sicariato.
En los testimonios y pruebas que han recaudado las autoridades, ha quedado en evidencia que Grueso se había convertido en un personaje incómodo para los clanes políticos, los contratistas del Plan de Alimentación Escolar, PAE, Dora Liliana Cuellar y su hijo Edgar Iván Guevara Cuellar y hasta para el gobernador del Amazonas Jesús Galindo Cedeño.
Los funcionarios de la Procuraduría que han intentado ahondar en las denuncias en contra de estos cuestionados contratistas fueron removidos del cargo por la actual procuradora general de la nación, Margarita Cabello Blanco.
A comienzos de este año, el empresario Grueso intentó regresar al Amazonas a retomar su campaña, pero una vez más fue amenazado. Los líderes políticos que le juraron lealtad y transparencia, días antes de los comicios, le exigieron dinero a cambio de votos. Él desistió, no estaba dispuesto a incurrir en la misma práctica de quienes se convirtieron en sus victimarios.
Paradójicamente su votación fue baja, sacó 538 votos, mientras que la diputada que lo citó en el lugar y hora de su intento de asesinato, Monica Karina Bocanegra, obtuvo 5.280 votos y logró una curul a la Cámara de Representantes por el Partido Liberal.
Lo propio ocurrió con Yenica Acosta, perteneciente al poderoso clan de los Acosta del Amazonas y por quien no permitieron que se estrenara la ambulancia que ella ni siquiera había gestionado con Grueso, también logró una curul por el Centro Democrático con 4.294 votos.
En un audio en poder de la Agencia de Periodismo Investigativo, API quedó registrada la declaración del hombre que atentó contra el candidato.
Detalló que estaba alojado en un hotel en Tabatinga, que vive con una jovencita que está en embarazo, que toda su vida ha sido sicario y que el precio por atentar es de cinco mil reales.
Habló en portugués de Fabio Grueso, dijo que era un empresario, que le había disparado no con un arma traumática, si no con una 38, que por matarlo acordó un pago de 30.000 reales de los cuales recibió 5.000 a manera de anticipo, y que participaron dos personas más.
También detalló que pertenecía a un subgrupo de Comando Rojo del Brasil y que a Grueso lo mandó a sicariar un grupo de políticos de la región.
Pese a que ya se definieron quienes son los congresistas que representarán al Amazonas entre 2022 a 2026, el ambiente sigue tenso. Ni los politicos, ni el gobernador Jesús Galindo Cedeño quieren hablar del tema.
Las autoridades ya hicieron una parte de su trabajo, pero en el centro de reclusión del ICBF en Bogotá la pieza clave fue liberada por sus compinches. Entre tanto Fabio Grueso quien se atrevió a desafiar una estructura política de años en la región padece las consecuencias; casi acaban con su vida y ahora de nuevo está en riesgo.
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