En el año 2016 graves acusaciones de abuso sexual movieron los cimientos de uno de los albergues infantiles más antiguos de Bogotá, Mamá Yolanda. Una fundación cuyo nombre está inspirado en su fundadora, Yolanda Pulecio, expolítica y exreina de belleza conocida por su labor social y por ser la madre de Ingrid Betancourt, la otrora política colombo francesa secuestrada en febrero de 2002 por las FARC y liberada en julio de 2008 en la Operación Jaque.
Opera bajo la razón social Fundación Albergue Infantil Mamá Yolanda, una entidad que se autodefine como organización sin ánimo de lucro. De su junta directiva hacen parte Ingrid Betancourt y Luis Eladio Pérez, otra víctima de secuestro de las Farc.
Fundada en 1958, atiende a través de contrato con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, alrededor de 50 niños entre los 7 y 17 años, los cuales tienen doble condición de vulnerabilidad.
La primera por ser menores y la segunda porque están en procesos de restablecimiento de derechos. Es decir, tienen problemas de comportamiento, consumo de alcohol, drogas, maltrato y una alta permanencia en la calle.
En su página web, la fundación asegura que lleva 60 años, “construyendo familia bajo un mismo techo”, que ha beneficiado a 1.500 familias con sus servicios y que han hecho felices a más de 10.000 niños y adolescentes.
De hecho, el 11 de julio del año pasado, el ICBF, renovó la licencia de funcionamiento a la fundación por dos años. Según el Instituto, el albergue cumple con todos los requisitos para el cuidado de menores en situación de riesgo.
Sin embargo, el 22 de abril de 2016 Diana Carolina Ballén Álvarez denunció ante la Fiscalía que uno de los docentes que cumplía turnos entre 24 y hasta 48 horas había presuntamente abusado sexualmente de varios menores del albergue infantil.
Se trata de Camilo Andrés Salas Paz, un hombre que trabajó entre el 15 de enero y el 22 de abril de 2016 como educador. Es decir, su labor era formar y cuidar a estos menores.
Uno de los menores, cuya identidad se abstiene de revelar la Agencia de Periodismo Investigativo, API, pero que judicialmente se denomina S.A.A.O relató que cuando él tenía 12 años el hombre intentó abusarlo, en una de las habitaciones del lugar.
En una de las entrevistas, el hoy adolescente, relató que el profesor lo tomó por la fuerza de los brazos, le intentó bajar el pantalón pero que él forcejeó y no lo permitió.
Así mismo, el fiscal del caso, detalló que el niño estaba boca abajo en la cama de su dormitorio, y que aquel hombre, “le rozó el pene en la cola” pero no alcanzo a penetrarlo porque un niño al subir las escaleras hizo ruido y “el profesor alcanzó a ver y se subió los pantalones”. Según el menor, el hombre lo amenazó advirtiéndole lo que le pasaría si le contaba lo sucedido a alguien.
En el juicio que se llevó a cabo en el juzgado 18, se escucharon los testigos de la Fiscalía. La defensora de familia que fue la denunciante y la médico forense Jackelin Cangrejo Arias quien realizó el examen forense el 22 de abril de 2016. También pasó por los estados la víctima quien para el momento de la audiencia estaba a pocos días de cumplir 16 años.
Por su parte, la defensa llevó como testigos a la ex esposa del acusado y su actual compañera sentimental. El docente renunció a guardar silencio y fue interrogado.
Finalmente, el pasado 30 de septiembre fue condenado a 144 meses de prisión. El abogado del docente apeló la decisión en la que solicitó se anulara lo actuado porque la Fiscalía no había indicado una fecha exacta del supuesto ataque sexual lo cual impedía hacer una defensa técnica.
El tribunal estableció que en este tipo de casos a veces era difícil señalar una fecha precisa, sin embargo aclaró que si se había indicado la temporalidad y que esta correspondía entre el 15 de enero y el 12 de abril de 2016.
“Aunque no indicó la fecha exacta de comisión del suceso investigado, sí suministró datos que permitirían ubicar temporalmente el abuso, antes de la denuncia del 22 de abril de 2016, u en todo caso, durante la permanencia de S.A.A.O en el albergue Mamá Yolanda”. Indicó el tribunal.
Otro de los argumentos de la defensa es que se debía absolver al docente porque a su parecer existían versiones contradictorias. Es decir, que mientras el niño aseguró que , “había sufrido un atropello libidinoso”, el docente decía ser inocente y que como ninguna de esas versiones contaba con respaldo probatorio adicional no se le debía dar la dar preponderancia a una sobre la otra.
Con otro fundamento jurídico adicional del abogado del procesado. Esto es el de in dubio pro reo, es decir, que en el caso de duda o de insuficiencia probatoria se debe absolver al acusado. Por eso, este martes, el tribunal absolvió en este proceso al docente.
Lo anterior, con el argumento de que en el relato el niño no atribuyó ninguna conducta libidinosa en los hechos.
El tribunal advirtió que el supuesto balanceo del adulto sobre el cuerpo del adolescente y el roce del órgano genital del victimario en el menor, fueron palabras del fiscal que no mencionó el niño: “Ninguna de estas premisas integradoras de los hechos jurídicamente relevantes, fue demostrada en el juicio”, indicó el Tribunal.
También sentenció que, según el relato del niño, no hubo ninguna exhibición de genitales, ni tampoco tocamientos o frotes de las partes íntimas entre el acusado y el hoy adolescente.
Un relato que dejó al descubierto la rudeza con la que son tratados los menores en ese albergue y que sirvió de argumento al abogado defensor del docente para afirmar que estas acusaciones se generaron por una “venganza” por el trato dado del profesor a los menores, quedó consignado en el proceso.
El menor S.A.A.O narró en el juicio; “ él (el acusado) lo empujaba a uno y era como a uno pegarle pero uno no se dejaba (...) la agresión era como con las manos como a ahogarlo a uno, o a apretarle a uno la nariz para uno asfixiarse”.
El tribunal frente a este relato señaló que, “las relaciones del formador con el menor, tenían un marcado acento violento, que contrasta con la concepción peyorativa que tenía el procesado sobre la población vulnerable a su cargo, que salió a la luz cuando renunció a su derecho a guardar silencio y en el que se veía así mismo como disciplina”.
Otra de las frases consignadas es que el docente veía a los menores como mentirosos y manipuladores, “sin distinción alguna”. Con estos argumentos, el tribunal absolvió al docente en este caso, al cual le queda el recurso extraordinario de casación, si la Fiscalía así lo dispone.
Lo extraño del asunto es que frente al docente Camilo Andrés Salas Paz se abrieron seis procesos en su contra, cuyas presuntas víctimas son menores del albergue “Mamá Yolanda”.
A pesar de que el denunciado era una misma persona y los hechos sindicados ocurrieron en un mismo lugar, se abrieron seis noticias criminales a partir de una misma denuncia.
Es así como los despachos 14, 18, 19, 21 y 30 penal del circuito de Bogotá conocieron la denuncia que involucraba a seis víctimas menores de edad por el presunto delito de actos sexuales abusivos con menor de 14 años.
Un caso complejo. En tres procesos ya fue absuelto, en otros tres aún no se ha resuelto de manera definitiva y el más reciente el fallado esta semana por la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá que revocó la sentencia condenatoria a 144 meses de prisión impuesta por el juzgado 18.
En cuanto al menor N.H.P el proceso está en etapa de juicio en el Juzgado 19. En ese mismo despacho judicial, con otra víctima, absolvió.
Lo mismo sucedió en el juzgado 14 cuya víctima es otro niño E.P.M. Idéntica situación pasó en el despacho judicial número 21.
En el proceso del juzgado 30, está pendiente audiencia de individualización de la pena y sentencia que seguramente será apelada por la defensa.
Más allá de las decisiones de la justicia y de la manera como se llevó la denuncia de seis menores, el proceso dejó en evidencia maltrato físico en contra de los menores que llegan a este lugar en busca de protección. Un hecho que pone en entredicho la frase de la Fundación Albergue Infantil Mamá Yolanda que en su página web asegura que le han dado felicidad a más de 10.000 niños y adolescentes.