Revocatoria de visa de Petro impactaría también a su esposa e hijos

El anuncio de Estados Unidos de revocar la visa del presidente Gustavo Petro tras su intervención en la Asamblea General de la ONU abrió un nuevo frente de debate diplomático. De acuerdo con la excandidata al Senado Leszli Kálli, la decisión no solo afecta al mandatario, sino también a su esposa Verónica Alcocer y a sus hijos, quienes quedarían sin autorización para ingresar a territorio estadounidense.

Kálli explicó a través de su cuenta en X que los jefes de Estado cuentan con visa A-1, mientras que sus familiares directos acceden a la categoría A-2. En este esquema, si la visa principal es anulada, la medida se extiende de forma automática a las derivadas, dejando sin validez los documentos de viaje de cónyuges e hijos.

La exaspirante señaló que cuando la revocatoria obedece a razones de seguridad, como en este caso, la extensión a los beneficiarios familiares es inmediata y no admite excepciones. Esto implicaría que la familia Petro-Alcocer quedaría igualmente inhabilitada para ingresar a EE. UU.

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Según explicó, la notificación de la medida puede darse de dos formas: mediante un aviso formal de la embajada, que solicita los pasaportes para proceder con el trámite, o a través de un registro interno del Departamento de Estado. En este último escenario, los afectados se enteran solo al intentar abordar un vuelo hacia ese país.

Kálli también enfatizó en que los procesos de visado deben manejarse con discreción y no convertirse en herramientas de confrontación política. A su juicio, la exposición pública de estos casos puede agravar tensiones diplomáticas y poner en riesgo la seguridad de los involucrados.

La revocatoria de la visa de Petro, confirmada tras su discurso en Nueva York, ha sido calificada por la Cancillería como un “arma diplomática” y generó fuertes reacciones políticas en el país. Mientras tanto, se espera un pronunciamiento oficial sobre el estatus migratorio de su familia.

Este episodio se suma a una serie de controversias que han marcado la relación entre Bogotá y Washington en los últimos meses, dejando en suspenso el futuro de los vínculos bilaterales.

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