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Germán Vargas Lleras cuestiona a alcalde Galán por el descontrol de los violentos e inseguridad en la capital

El exvicepresidente increpa a Galán por su pasividad en la gestión en seguridad y hechos de la semana.

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Por Agencia Periodismo Investigativo | Dom, 05/10/2025 - 19:54 Créditos: Germán Vargas Lleras - Tomada de IG: germanvargaslleras

En una columna titulada “En manos del hampa”, Germán Vargas Lleras —exvicepresidente de la República, exministro, exsenador y jefe del partido Cambio Radical— describió una serie de hechos recientes ocurridos en Bogotá como síntomas de una crisis institucional que, en su criterio, podría intensificarse a medida que se acerquen las elecciones de 2026.

El detonante de su análisis fue la denominada “Marcha carnaval de la cumbre nacional popular”, que tuvo lugar el pasado lunes 30 de septiembre en la capital del país.

Según el dirigente político, la manifestación no tuvo un carácter cultural, como fue presentada por la Secretaría de Gobierno del Distrito, sino que constituyó una jornada de violencia organizada, con ataques a bienes públicos, amenazas, mensajes ideológicos extremos y daños materiales.

Vargas Lleras aseguró que los hechos obedecieron a una operación coordinada con fines políticos y no a expresiones espontáneas o aisladas de protesta ciudadana.

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A juicio del exvicepresidente, la presencia del pastor Alfredo Saade, conocido aliado del presidente Gustavo Petro, en la protesta violenta refuerza la hipótesis de una estrategia premeditada de desestabilización.

En su columna, se pregunta retóricamente si este tipo de actos se repetirá en otras ciudades del país y si forman parte de una táctica electoral del movimiento oficialista Pacto Histórico de cara a los comicios legislativos y presidenciales de 2026.
Además de su crítica al Gobierno Nacional, Vargas Lleras responsabilizó directamente al alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, por lo que considera una “pasividad institucional” ante la alteración del orden público.

Reprochó al mandatario distrital por no autorizar una intervención oportuna de la Policía Nacional y del escuadrón antidisturbios UNDMO (antes Esmad), lo que —según su interpretación— dejó a los ciudadanos expuestos a la intimidación de los violentos.

“El experimento salió muy mal”, escribió Vargas Lleras, refiriéndose al manejo de la situación por parte del gobierno distrital. A su juicio, la tesis de que los gestores de convivencia pueden reemplazar a la fuerza pública en escenarios de violencia organizada se ha mostrado ineficaz y contraproducente. De igual forma, cuestionó con sarcasmo las declaraciones del secretario de Gobierno, Gustavo Quintero, quien afirmó que “una reacción violenta lleva a más violencia”, comparándolo irónicamente con “un Gandhi distrital”.

En su balance de la semana, el columnista relató otros hechos que agravaron la situación en la capital. El miércoles 2 de octubre, según su relato, se registraron actos de hostigamiento en la sede de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), frente a lo cual expresó su solidaridad con el gremio.

El jueves siguiente, se reportaron nuevos hechos vandálicos, con daños en locales comerciales y Centros de Atención Inmediata (CAI) de la Policía. Vargas Lleras aseguró que, pese a la evidencia de delitos en flagrancia, las autoridades distritales y policiales no realizaron ninguna captura.

“Mucho me temo que este no es más que el preludio de lo que veremos en los próximos meses”, advirtió el líder político. En su criterio, la violencia callejera y la presión de grupos como la “primera línea” volverán a convertirse en instrumentos políticos en manos del petrismo, como ya ocurrió durante el paro nacional de 2021.

Denunció que la actual administración del presidente Petro ha buscado no solo justificar y liberar judicialmente a miembros de esos colectivos, sino incluso premiarlos políticamente.

Vargas Lleras hizo un llamado directo al alcalde Galán para que asuma plenamente sus responsabilidades constitucionales en materia de seguridad.

Afirmó que no puede delegar en gestores de convivencia el control del orden público ni permitir la sustitución de la autoridad estatal por mecanismos simbólicos o ineficientes.

“Lo de esta semana no fueron unos simpáticos e indefensos grafiteros”, remató, en alusión al argumento utilizado por algunos voceros del Distrito para minimizar los hechos.

En el cierre de su columna, reiteró que la ciudad de Bogotá —que eligió a Galán con el compromiso de garantizar seguridad ciudadana— no puede permitir que la violencia organizada se imponga como medio de acción política.

Enfatizó que la democracia y la institucionalidad están en riesgo si las autoridades no reaccionan ante la amenaza creciente de la anarquía. “Se avecinan momentos muy comprometedores para la democracia y la institucionalidad nacional”, concluyó, advirtiendo que Bogotá será el principal escenario de esa disputa.

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