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Así han transcurrido los 100 primeros días del mandato de Donald Trump
Decisiones intempestivas, confrontaciones con jueces y amenazas a sus opositores han marcado el inicio de su segundo periodo presidencial.

Donald Trump ha llegado a los 100 días de su segundo mandato con un estilo de gobierno que parece desafiar cualquier norma política o institucional tradicional en Estados Unidos. Con un gabinete leal, una mayoría republicana en el Congreso y una narrativa de "venganza" contra sus detractores, el presidente de 78 años consolida un liderazgo marcado por decisiones radicales y una retórica cargada de provocaciones.
“Un segundo mandato es realmente más poderoso”, afirmó Trump recientemente. Y lo ha demostrado: desde invocar una ley de 1798 para justificar deportaciones masivas hasta remodelar el Despacho Oval como una suerte de trono dorado, el presidente ha dejado claro que se siente más libre que nunca para actuar sin contención.
La politóloga Barbara Trish, de la Universidad de Grinnell, advierte que, a diferencia de su primer periodo, esta vez Trump se ha rodeado de asesores que no solo avalan sus movimientos, sino que los promueven. Una imagen recurrente de este inicio de gobierno es la del mandatario firmando decretos mientras sus funcionarios aplauden y los medios intentan seguir su frenético ritmo de anuncios.
Entre las decisiones más controversiales están los indultos a los atacantes del Capitolio, amenazas a jueces federales y ataques contra estudiantes extranjeros y exfuncionarios de seguridad que no se alinean con su versión de los hechos sobre las elecciones de 2020.
En el Congreso, donde los republicanos le son ampliamente fieles, incluso se ha propuesto—sin viabilidad jurídica—convertir su cumpleaños en un día festivo. Por su parte, Trump ha citado a Napoleón para justificar su postura ante la ley: “Quien salva a su país no viola ninguna ley”.
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Su equipo de comunicación continúa utilizando tácticas propias de campaña: insultos, provocaciones y alabanzas constantes al mandatario, mientras él mantiene obsesiones que van desde lo anecdótico—como el caudal de agua en las duchas—hasta lo geopolítico, como la intención de tomar el control del canal de Panamá o anexionar Groenlandia.
El único hilo conductor, según analistas, es su capacidad para acaparar la atención pública. Pero esta necesidad constante de protagonismo podría volverse en su contra en un país que ya empieza a mirar hacia las elecciones presidenciales de 2028. Aunque la Constitución limita a dos mandatos presidenciales, Trump ha insinuado que podría encontrar formas de esquivar esa norma: “Hay métodos para hacer eso”, ha dicho, alimentando aún más la incertidumbre sobre lo que vendrá.
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