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JEP reconoce a 104 personas como víctimas de violencia sexual en el conflicto armado
La decisión marca un precedente histórico al visibilizar una de las formas más silenciadas de violencia basada en género en Colombia.

La Sala de Reconocimiento de Verdad de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reconoció a 104 hombres como víctimas de violencia sexual cometida en el marco del conflicto armado, en hechos atribuidos a grupos paramilitares con la posible tolerancia de integrantes de la fuerza pública.
La acreditación se realizó en el Subcaso 02 del Caso 11, que investiga violencias de género cometidas por la fuerza pública contra civiles, y en el Subcaso Gran Magdalena del Caso 08, que aborda crímenes de agentes estatales en asociación con paramilitares y terceros civiles.
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Los hechos ocurrieron entre 1998 y 2009 en Bolívar, Magdalena y Córdoba. Entre las víctimas acreditadas, 35 eran menores de edad al momento de los abusos: 19 tenían entre cinco y 14 años, y 16 eran adolescentes de 13 a 18 años. La JEP señaló que la violencia sexual fue usada de forma deliberada como mecanismo de castigo, humillación y control.
Esta decisión constituye un precedente histórico en Colombia y en la justicia transicional internacional, al visibilizar los patrones, causas e impactos específicos de la violencia sexual contra hombres y niños en la guerra. Según los relatos recogidos, los paramilitares actuaban de forma coordinada bajo órdenes de ganaderos y con respaldo o aquiescencia de miembros de la Infantería de Marina y de la Policía Nacional. El año 2000 marcó el punto más crítico, con 50 crímenes documentados.
La JEP constató que muchas víctimas permanecieron en silencio durante años por miedo, vergüenza y falta de garantías institucionales. En varios casos, las denuncias se limitaron a reportar desplazamientos forzados, omitiendo los abusos sexuales sufridos.
El magistrado Óscar Parra, relator del Subcaso 02 y correlator del Subcaso Gran Magdalena, destacó el valor de las víctimas:
“Este avance no habría sido posible sin el valor de los hombres que, enfrentando las cargas culturales que imponen su silencio, decidieron relatar sus experiencias a la JEP y reclamar su derecho a participar”.
Para la jurisdicción, la victimización sexual de hombres y niños —incluidos heterosexuales y cisgénero— es una de las formas más invisibilizadas de violencia basada en género. La JEP concluyó que estos abusos buscaron atacar la masculinidad de las víctimas mediante prácticas de humillación y sometimiento, reforzando un modelo violento y hegemónico de masculinidad.
La magistratura insistió en que cualquier análisis sobre violencia sexual en el conflicto debe ser amplio, inclusivo y diferencial, teniendo en cuenta factores como género, orientación sexual, identidad de género, edad y etnicidad. El reconocimiento de estas víctimas amplía los enfoques de género e interseccionales y fortalece el carácter reparador del mandato de la JEP.
La Sala de Reconocimiento agradeció el acompañamiento de la organización All Survivors Project y subrayó la valentía de quienes, pese al silencio, el miedo y la estigmatización, decidieron alzar su voz. Para la jurisdicción, este paso constituye una contribución esencial a la memoria, el reconocimiento y la no repetición en Colombia.
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