Príncipe Andrés renuncia a sus títulos reales para evitar que escándalos afecten a la monarquía británica

En un movimiento sin precedentes en la historia reciente de la familia real británica, el príncipe Andrés, duque de York, anunció este viernes su renuncia a todos sus títulos y honores reales, reconociendo que los continuos escándalos en su contra "distraen" del trabajo del rey Carlos III y la institución monárquica.

Decisión tomada en consenso familiar

Según un comunicado oficial del Palacio de Buckingham, la determinación fue el resultado de "conversaciones con el Rey y mi familia inmediata y más amplia". Andrés señaló en su declaración que esta medida prioriza su "deber" hacia la familia real y el país, en un claro esfuerzo por contener el daño reputacional que sus vínculos con Jeffrey Epstein han generado.

Títulos renunciados y conservados

El hasta ahora duque de York dejará de utilizar:

• El título de Duque de York
   
• Su membresía en la Orden de la Jarretera, una de las más prestigiosas del Reino Unido
   

Sin embargo, conservará el tratamiento de príncipe, por ser un título de nacimiento como tercer hijo de la difunta reina Isabel II. Su exesposa, Sarah Ferguson, también dejará de usar el título de duquesa, aunque sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, mantendrán su condición real.

Trasfondo de los escándalos

La decisión llega tras años de controversias relacionadas con:

• Su amistad con Jeffrey Epstein, magnate estadounidense convicto por tráfico sexual de menores
   
• Su relación con Ghislaine Maxwell, cómplice de Epstein y también condenada
   
• Acusaciones de agresión sexual por parte de Virginia Giuffre, que culminaron en un acuerdo económico extrajudicial
   
• Vínculos con un presunto espía chino
   

Impacto en la monarquía

Esta renuncia representa el paso más significativo para aislar a la institución real de los escándalos que han perseguido al príncipe Andrés desde que se retiró de la vida pública en 2019. La medida busca proteger la imagen del rey Carlos III en el inicio de su reinado y demostrar que la monarquía está dispuesta a tomar decisiones drásticas para preservar su legitimidad.

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