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Francisco Barbosa retira precandidatura presidencial: no encontró financiación, votos, ni reconocimiento

Aunque argumenta falta de garantías, lo evidente es que el exfiscal, como sucedió con otros exfiscales, se ilusionó sin fundamento por la Presidencia.

Francisco Barbosa retira precandidatura presidencial
Por Agencia Periodismo Investigativo | Dom, 05/10/2025 - 13:06 Créditos: Ex Fiscal Barbosa - Foto tomada de libro Fiscalía General de la Nación 30 Años

Es una historia que se repite de nuevo: como sucedió con Alfonso Valdivieso tras filtrar cientos de documentos del proceso 8.000 o con Alfonso Gómez Méndez quien también buscó la presidencia luego de su paso por el ente acusador, entre otros, otra vez un exfiscal fracasa en su intento de llegar a la primera magistratura.

El nuevo dimitente es Francisco Barbosa. Un fiscal mediático, poco conocido por logros anteriores en el sector público, quien asumió el cargo de la mano del expresidente Iván Duque y tras elección de la Corte Suprema de Justicia.

Buscó buscó figuración a toda costa. En contraste, fue cuestionado, entre otros aspectos, por poner a sus escoltas al servicio de su familia, para cuidar mascotas, viajar y hacer compras en pandemia en San Andrés o publicar un libro de la Fiscalia de cerca de 300 páginas con cerca de 200 fotografías suyas a todo color, esto pagado con el presupuesto de la entidad.

Barbosa fue más allá, además de señalar en público supuestos méritos académicos y presentarse como el más preparado y mejor fiscal en los 30 años de la institución, también, según varias fuentes consultadas, comenzó a acercarse a representantes de algunos grupos económicos.

Portada del libro: Fiscalía General de la Nación 30 Años.

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Entre ellos, al Grupo Gilinsky propietario de la Revista Semana. Se evidenció en su momento como la comunicación entre uno de sus accionistas mayoritarios y el fiscal se volvió más frecuente y amistosa.

Con un detalle desconocido, tras una reunión virtual,  quisieron obligar a un reconocido periodista a brindarle información e incluso a ofrecerle excusas a Barbosa por una publicación que el reportero preparaba. Indignado el comunicador, renunció ante la inadmisible encerrona.

Y tuvo su merecido, salió de la empresa, prácticamente sin liquidación tras años de abnegado y riesgoso trabajo, aunque con el aplauso de la opinión pública, así como el reconocimiento en su actual trabajo.

Un dejavú informativo que retrotae lo que pasó en la administración Valdivieso. Durante el proceso 8.000, infiltración de dineros del narcotráfico en la campaña presidencial de Ernesto Samper y otras al Congreso. Su aliado mediático principal fue la revista.

Tres periodistas, hoy en el retiro informativo, recibían semanalmente piezas procesales de la mano del entonces vicefiscal Adolfo Salamanca y publicaban las “primicias”, como soporte para impulsar la popularidad de Valdivieso, un hombre callado que con dificultad podía articular un esbozo de relato.

Así las cosas, el canje era implícito. Los comunicadores recibían su donación informativa y él reconocimiento mediático. Ello al punto que se ilusionó con la presidencia y finalizó su periodo. De hecho estuvo entre el primero de agosto de 1994 y el primero de agosto de 1997.

Como era lógico tras judicializar  los tratos de Samper con el Cartel de Cali, se lanzó a la presidencia pero todo resultó un fiasco, fracasó en su intento y el elegido fue Andrés Pastrana.

 Barbosa manifestó su intención de lanzarse como precandidato presidencial dentro de una consulta interpartidista en  junio- Tomado del libro Fiscalia General de la Nación 30 Años.

La historia se repite

Tres décadas después la historia se repite. Según fiscales consultados, Barbosa interesado en fortalecerse con Gilinsky, ordenó la filtración de diversos expedientes a Semana. Especialmente los que tenían que ver con el presidente Gustavo Petro y su familia.

Por eso ganó notoriedad mediática, tenía en el fondo la esperanza de una financiación de ese grupo económico. Completó su periodo, es decir, estuvo entre el 13 de febrero de 2020 hasta el 13 de febrero de 2024.

Pero una piedra en el camino se le atravesó luego de anunciar su precandidatura. Y es que Vicky Dávila a quien le habia dado a conocer diversos expedientes, tomó la decisión de lanzarse a la presidencia con el apoyo de los Gilinsky.

En medio de la decepción por el “conejo” que le hicieron Barbosa lo intentó todo. Buscó empresarios, universidades, centros de pensamiento, políticos del Centro Democrático, entre otros, para rehacer su precandidatura presidencial, pero al final no logró apoyo significativo alguno, en una campaña que requiere millonarios recursos para avanzar.

Entretanto, en redes sociales, tampoco creció, al tiempo que logró la animadversión de los seguidores del gobierno Petro que entendieron los alcances políticos de su paso por la Fiscalía.

A pesar de que el ex-fiscal buscó apoyo con el Centro Democrático, empresarios y universidades, no logró apoyo suficiente - Tomado del libro Fiscalía General de la Nación 30 Años.

El retiro oficial

Este domingo, oficializó su prematuro retiro en el diario El Tiempo, con argumentos que en concepto de varios especialistas en política resultaron infantiles.

Oficialmente argumentó razones relacionadas con la ausencia de condiciones para ejercer su actividad política de manera segura, así como la necesidad de propiciar una convergencia entre sectores opositores al actual Gobierno.

Barbosa señaló que, desde el inicio del proceso preelectoral, informó a la Unidad Nacional de Protección, a la Fiscalía General de la Nación y al Gobierno nacional sobre las dificultades que enfrentaba en materia de seguridad personal.

Según relató, esas inquietudes no fueron atendidas, y la situación se agravó tras el asesinato del concejal Miguel Uribe Turbay, hecho que, según él, modificó el panorama electoral colombiano y consolidó un entorno donde, en sus palabras, “la violencia se había instalado”.

Indicó que no logró poner en marcha una campaña territorial debido a que su esquema de protección fue reducido a niveles que calificó de mínimos, lo cual consideró incompatible con la visibilidad y el desplazamiento que exige una contienda presidencial.

Afirmó que, por su anterior rol como jefe del ente acusador y su participación activa en investigaciones contra estructuras criminales vinculadas al narcotráfico, su situación de riesgo superaba la de otros aspirantes.

El exfuncionario atribuyó su retiro, además, a lo que describió como un desincentivo encubierto frente a una democracia que, en su concepto, atraviesa una fase crítica dominada por dinámicas violentas y limitaciones estructurales.

En ese contexto, expresó que ciertos precandidatos no enfrentaban condiciones similares de riesgo debido a que no habían tenido confrontaciones con organizaciones criminales o no habían sostenido disputas directas con el jefe de Estado.

En relación con el escenario político, Barbosa manifestó que era necesario evitar la fragmentación del electorado opositor, principalmente en sectores afines a la centroderecha.

Según dijo, la dispersión de apoyos podría debilitar cualquier alternativa frente al actual proyecto de gobierno liderado por el presidente Gustavo Petro.

Agregó que era coherente construir una opción unificada en torno a un programa que planteara salidas a la coyuntura nacional.

Tras su retiro, anticipó que continuaría participando en la discusión pública desde medios de comunicación, espacios académicos y plataformas profesionales, sin desligarse de la actividad política.

Expresó su intención de respaldar liderazgos que se presenten como alternativa al modelo actual, al que calificó como un “régimen petrista”.

Barbosa también envió un mensaje a quienes continúan en la precampaña.

Advirtió que las aspiraciones presidenciales no pueden basarse únicamente en el deseo o la ambición individual. Afirmó que las campañas exitosas requieren lo que definió como “cuatro P”: protección —ausente en su caso—, partidos —que, a su juicio, no han logrado consenso—, programas —que algunos vienen construyendo—, y recursos económicos.

Consultado sobre posibles respaldos a otras candidaturas, mencionó positivamente el nombre de Carlos Felipe Córdoba, excontralor general de la República, a quien calificó como una figura seria en contraste con lo que denominó como “fantoches” visibles en plataformas digitales. No obstante, aclaró que no había formalizado ningún tipo de adhesión.

Respecto al clima de polarización política, sostuvo que las consultas internas simultáneas tanto en sectores de izquierda como de derecha podrían agudizar la desarticulación del panorama electoral si no se alcanzaban acuerdos antes de la primera vuelta presidencial.

En esa línea, consideró que aún existe un espacio significativo para sectores de centro que logren representar a una porción del electorado que no se siente interpretada ni por el petrismo ni por el uribismo.

En la parte final de su intervención, reiteró que su eventual regreso a la carrera presidencial dependería exclusivamente del restablecimiento de condiciones mínimas de seguridad que permitan ejercer la actividad política sin restricciones.

Concluyó señalando que sin garantías de protección no es posible realizar campaña ni sostener un sistema democrático en su totalidad.

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